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Hemos pasado el 2020 a trompicones, intentando saltar la valla de un “sembrao” llamado 2021, buscando un mejor horizonte, donde la salud no vaya a remolque de una pandemia, manejada por políticos cargados de “filosofía”, que rezan al dios de la vacuna como si fuese la panacea que nos sacará del atolladero. Y ya no es que los “míos” sean mejores que los “tuyos”, o viceversa, sino que en esta guerra los bandos se difuminan y no se distinguen los unos de los otros. Sólo un virus que mata y la gente parapetada detrás de mascarillas y rociándonos las manos con gel hidroalcohólico, como si quisiéramos lavar nuestras culpas. Y por si eso es poco, detrás, entre bambalinas, los políticos buscando la mejor foto para ponerla en su currículo, y poder escalar el siguiente nivel del juego. O en caso de que el barco se hunda, pasarse al equipo que deje hueco en su lista. Porque, al fin y al cabo, lo que importa es mantenerse en el escaño. Lo del color es igual. Y del carnet no digamos. Se ha abierto la campaña de invierno para poder hacer fichajes de políticos de un partido a otro.

Pero el fondo de la cuestión es que la cuestión no tiene fondo. Es como un agujero negro. Todo raya la superficie, hasta el extremo de que el epidemiólogo Oriol Mitjà “suplica” (“molt fort, oi!) al Govern catalán “que deje que le ayuden expertos externos”, porque, digo yo, ya no es tema de más o menos restricciones, que lo de no salir del municipio ya es costumbre, como la historia de “¿Quién rompió las rejas de Monte Lupo?” (Carlo M. CIPOLLA), aunque aquí apenas se ve al mosén tomando cartas en el asunto, pero su espíritu subyace en el ambiente, sin olvidar que estamos a rebufo de una crisis sanitaria a la deriva. Los indicadores están disparados. Rozando los 3.800 contagios la noche de reyes y el riesgo de rebrote en 586 puntos, y la Rt, o índice de contagio, va por 1,47 (a día 07/01/2021, ¡Ojo! Que los datos se mueven a ritmo de samba, cada día es diferente y no es menor) ¡Joder con los turrones!

Con esta marcha, lo de las vacunas se va a alargar hasta Nochevieja del 2021. Y no es culpa de que faltan neveras, que esa es otra, ni de voluntarios para dar el pinchazo. La ministra milica dice que tiene a sus “boys” para lo que sea, que ayudar saben un rato, además de ponerse cara al sol, o decir en los grupitos de jubilados que van a matar a 26 millones de hijos de puta. Pues eso. Para mí que se les está yendo la mano en el rancho y lo está volviendo “zafarrancho”. Y ya que viene al caso, no es necesario que se subcontrate a la Cruz Roja, basta con subir el salario a los profesionales sanitarios y pagarle un plus por vacuna, o contratar más personal sanitario, aunque sea una idea chapada a la antigua y, ¡menos tanques!

Algo se agilizaría la campaña de vacunación. “Que al bicho se le combate con medidas sanitarias, no bélicas”.  Aunque el Dr. Trilla, epidemiólogo del Hospital clínico de Barcelona, dice que Salut “ha pecado de querer correr demasiado en la vacunación y por eso no se han cumplido las expectativas y sólo se ha vacunado un 13% de las personas previstas”. “Ha habido problemas logísticos con las cajas especiales para transportar las vacunas”. La burocracia es el mal endémico que tenemos sobre nuestras cabezas. También, ha dado un repaso a la falta de plantilla, a pesar de que más de 3.000 enfermeras se han apuntado como voluntarias en lo de la vacunación.

Mientras tanto, el PROCICAT, haciendo malabarismo para atajar la pandemia. ¡Expertos! Vicepresidente (Aragonés) con funciones de presidente. Más expertos y menos políticos.

Porque no creo que todo ello sea por unas fiestas “rave”, como la de Llinars del Vallés (Barcelona), donde la jueza dice que no es ilegal. Y si después, un “joven” de los asistentes a la “rave” abraza a la “abuela” y la manda a la UCI, por decir algo suave, ¿Cómo se le llama a eso?

Y no hablemos de la nueva “cepa” detectada en el Reino Unido, que parece ser un 70% más contagiosa. Así que démonos con “un canto en los dientes” que la cosa no vaya a peor, que ya ha dicho la consellera de sanidad (Alba Vergés) que “las medidas pueden llegar a ser más estrictas si no fuera porque la situación económica del país se va a la “merdè”. Y lo del toque de queda de 22 a 6, un puntazo, ya que el bicho sale de noche y no encuentra a nadie en la calle ¿Y de día? De día se cierran los comercios no esenciales durante el finde, y los bingos y casinos, y otros. La cultura la veo chunga. Hay más peligro en comprar un libro con mascarilla en la librería que estar comprando un grifo en la ferretería. Pero se puede ir a museos, bibliotecas, etc. Y a misa, que no se olvide, que pueden entrar desde 500 a 1000 personas según esté más ventilado o menos. En caso de mucho frio no se dice si hay que cerrar las ventanas.

Por lo pronto, entre las personas seleccionadas para vacunarse en este primer tramo de campaña, hay un 5,7% que dice que nanay, que se la ponga el vecino y ya veremos si le cambia la cara, o el carácter, o no.

Así que lo de la “interacción social” mejor dejarlo para otro mes que nos espera unas semanas de “no te menees”. O ¡quédate en casa! que los de Amazon te lo llevan volando.

Y ¡Agárrate a la brocha que vienen las curvas! Que tenemos elecciones, en Cataluña, a la vista el 14F. S. Valentín va a tener que emplear algo más fuerte que una flecha para salir adelante ese día.

Viñeta de ENRIQUE. Publicada el 03/12/2020 en Informaciones

Por: Paco González. 07/01/2021

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