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Hoy, Día Internacional del Libro, Festividad de Sant Jordi en Cataluña, “Una rosa y un libro”, es un momento idóneo para dejar esta reseña, de un ensayo que escribí en 2013 que, a mi entender, es interesante, por cuanto nos sumerge en la historia de los libros y su lucha por la supervivencia en un mundo digitalizado.

Reseña del libro “Para que han servido los libros”

«¡Deja ya de leer y ponte a hacer algo útil!» Una frase que lo dice todo para los que hace bastantes años intentábamos hacernos amigos de los libros.

Así nos introduce en la obra el profesor de la Universidad de Zaragoza Ignacio Domingo BAGUER que ha escrito un ensayo sobre la importancia del libro, o sobre la defensa del libro, y el papel desempeñado en toda la historia de la escritura.

La obra es un resumen de la historia de la palabra escrita y una síntesis de la historia del libro. Un libro que le costó nacer, que vivió durante muchos años con una gran euforia y que, parece ser, las nuevas tecnologías lo hacen languidecer.

La competencia de los medios audiovisuales, los documentales, la oralidad ilustrada (nos dice el autor), no puede suplir a la lectura de un libro.

La extensa bibliografía empleada habla por sí misma de la profusión de datos contrastados que se haya por toda la obra.

El autor nos incorpora al libro comenzando con un repaso al sistema de educación en España, basado en los informes emitidos por organismos oficiales, internacionales y españoles, de los años 200 al 2006.

  • El informe PISA
  • El estudio de la IEA, PIRLS,
  • El «Barómetro de Hábitos de Lectura», después de los 13 años se lee mucho menos.

¡Todos llegan a la conclusión que, “Los alumnos españoles tienen un problema de lectura…!

Su crítica se extiende más allá de los alumnos de primaria o secundaria. Arremete contra los universitarios y sobre todo contra la Universidad española el siglo XXI donde los “analfabetos secundarios” alcanzan su nivel de excelencia.

Transforma su aprecio por los libros en un arrebato contra aquellos que lleguen un día a saludar la muerte del libro, “biblioclastia” llama a la fobia hacia los libros y las bibliotecas.

Muestra su preocupación porque las “hordas de iletrados lleguen a ser los líderes políticos y sociales del día de mañana”.

No está tan lejos esta observación, si miramos en los medios de comunicación el vocabulario que se utiliza, tanto por los políticos como por los propios periodistas.

Nos habla del analfabeto funcional o del analfabeto de segunda, como un freno de la sociedad, que va a remolque por su incapacidad para actuar eficazmente en su grupo social.

Camina por la historia de la escritura recorriendo todas las fases de la palabra, desde los primeros símbolos, pasando por los fenicios, los romanos y los griegos, exponiendo cómo la escritura iba ligada al comercio y se extendía al mismo ritmo de las colonizaciones. Y, sin dejar de hablar de la escritura, nos pasea por las diferentes etapas del ser humano frente a la palabra escrita: niñez, adolescencia, juventud y madurez, para hacernos entender todos los rincones donde la escritura está presente.

Cuando nos habla del cerebro del lector, señala tres principios que ha trabajado la neurociencia en los últimos años, para entender la relación entre la lectura, la escritura y el cerebro humano: a) teoría computacional de la mente, b) teoría evolutiva de la mente, y c) la plasticidad del cerebro humano. Y aporta curiosidades que avalan su defensa del libro, como es que, según DEHEANE, la alfabetización cambia drásticamente el cerebro.

Quizás la idea más interesante que me interesa subrayar es la de que “el motor central del desarrollo de nuestra cultura, desde hace dos mil años, es el deseo de leer”.

De forma amena habla del pergamino y del papel de la importancia de uno y del otro y que a pesar de la calidad del pergamino se impone el uso del papel por su abaratamiento, y porque las tintas al huevo usado para el pergamino no son buenas para la impresión de la imprenta. “El maridaje del papel con la tinta oleaginosa redundó, junto con el uso de la imprenta, en el abaratamiento de los documentos”. Y como, el papel y la tinta, se encontraron a causa de la demanda comercial y no del afán científico.

Nos presenta a la escuela como centro de la cultura del libro, desde Grecia y Roma, hasta la Edad Media, desde la imprenta hasta el Internet.

Describe los medios y recursos utilizados para conservar la escritura: la piedra, la madera, el barro o la cera, el papiro, el pergamino hasta llegar al papel, con sus procesos de fabricación o presentación como materiales para escribir.

No deja atrás la importancia de las técnicas caligráficas y los usos caligráficos desde la letra capital, hasta la gótica y carolingia. Todo un homenaje a la Codicología y a la Paleografía, para enseñarnos todos los rincones de un libro y las diferentes formas de escribirlo.

Respecto al mundo de la informática, del Internet, de la Wikipedia, es un hecho que no agrada al profesor, que se revuelve contra la Wikipedia y la compara con la Enyclopédie de Diderot y D’Alembert, pienso que es errónea esta comparación, por cuanto son dos elementos diferentes en el tiempo y en el espacio, vistos por lectores o “usuarios” con perspectivas diferentes. Su embestida contra la Wikipedia es un derroche de argumentaciones que ensalzan el mundo del libro en detrimento de la primera.

Reflexiono en lo anterior y creo que no todo el mundo del libro es tan limpio como asevera el autor.  Olvida decir que el libro está manos de las multinacionales, que utilizan el mercado del libro y de la prensa, como mecanismos financieros para su propio interés, que la cultura de la lectura no entra en sus objetivos, como podemos ver cuando se celebran ferias del Libro y aprovechan la fama de personajes para obtener beneficios con libros de una calidad pésima.

En sus conclusiones señala el peligro que para el final de la era del libro representa la denominada “sociedad de la información”.

Argumenta con dureza cuando dice que una escuela como institución nacida y desarrollada alrededor de la cultura del libro, se transforma en una escuela donde la estupidez del “Homo Computandus” se manifiesta de manera evidente. Que los alumnos de la era de Internet no tienen ninguna necesidad de encontrar la verdad.

El “Homo Lector” versus el “Homo Computandus”, que está desplazando a gran velocidad al primero hacia lugares marginales de nuestra sociedad.

Concluyo la reseña, señalando que Domingo BARGUE, con su ensayo, nos estimula a seguir los avatares del libro en su pasado, presente y futuro. Insiste a todo lo largo de la obra en las consecuencias de perder la cultura de la lectura. Refleja su miedo a las nuevas tecnologías, al Internet y a la Wikipedia. Me parece observar que se esconde tras ese miedo para no reconocer que estamos en una nueva revolución industrial de gran alcance. Donde la informática es la herramienta más relevante y debe usarse en su justa medida, sin excesos. Y el libro se tiene que adaptar, del mismo modo que la sociedad se adecua, a la nueva era de Internet. La lectura de las obras digitalizadas (eBooks) es un paso más en esta transformación y no debe darnos temor cambiar nuestros hábitos de lectura.

A mí me agrada sentir el tacto del libro en papel y su olor a tinta, pero eso no impide que pueda leer un libro en formato digital.

Por: Paco González.

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