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Se ha de trabajar para vivir y no vivir para trabajar.

De la primera ley fundamental de la estupidez humana, pasamos a la segunda. Sin empujar que hay para todos:

“La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona”. Es una ley de hierro, y no admite excepciones (Carlo M. Cipolla).

Estamos ante otro intento de mantener al “empleado” como esclavo del trabajo, Ya no nos acordamos de aquella campaña sobre la “Jubilación parcial con contrato de relevo” (creo que por 2001) sobre “medidas urgentes de reforma del mercado de trabajo….”, para los que le faltaran cinco años para la jubilación y que llegado abril de 2013, desapareció de la mesa de los trileros, para convertirse en “Jubilación parcial sin contrato de relevo”. Pues algo así, es lo que viene detrás de la “oferta” del ejecutivo “progresista”. Detrás de un caramelo de 12.000 al año para el “currante”, hay una serie de incentivos que hará las “delicias” de las empresas del IBEX, y otras cercanas. Sin contar que a los futuros “jubilados” les puede llegar el “premio de consolación” de incrementar la pensión hasta un 10%, para cotizaciones que superen los 44 años y medio. ¡Gensanta! Con el sistema de empleo-parados y “minijobs”, que tenemos, sería un milagro llegar a ese período de cotización. Es lo que se llama ley de compensación, pero sin mostrar la “trampa”. Los que sufrimos la “jubilación anticipada forzosa-voluntaria, nos descontaron un 6% por cada año que faltara para los 65. Ahora te cambian las coordenadas y te hablan de años cotizados.

Y no hablo de lo que nos descuentan en el Impuesto de Rentas de las Personas Físicas IRPF), y lo de la doble retención es para escribir una tesis doctoral.

Así que ¡ojito al dato! Que todos los trabajos no son iguales.

Y me asomo al balcón de la hemeroteca y me encuentro con un agujero tan profundo en la economía del país, que parece un agujero negro. ¡No hay dinero!

El modelo de pensiones actual es insostenible. Y la UE le ha dicho al “ejecutivo español” que se ponga las pilas, que como no regularice la situación, lo de acceder a los “fondos europeos” va a parecer una gincana. Y como ya ha vendido la piel sin haber cazado el oso de los fondos, estos peligran. Que tendrá que reordenar el plan de pensiones. Y lo que late, es que el número de afiliados por pensión no son suficientes, que el paro se incrementará. Y como la baja productividad impide subir los salarios, la consecuencia es que las cotizaciones van de capa caída.

Ya lo señala el economista y catedrático de economía aplicada, Santiago Niño Becerra: “La única manera de hacerlo es recortando las pensiones” ”El futuro de las pensiones es muy negro y recomiendo a la gente que ahorre”. Pero el gobierno se aferra al “Pacto de Toledo”, más caducado que un yogurt del año pasado, para seguir erre que erre, que si el IPC, que si penalizar la jubilación anticipada, que si el “premio de 12.000€ y la cantinela de pretender mantener el poder adquisitivo de los pensionistas, como si la subida del 0,25% anual nos diera para el amarre del barco que no compremos con los ahorros de las últimas subidas.

Por cierto, el halagüeño “Pacto de Toledo”, que Desiderio Martín Corral, en un excelente artículo, publicado el 01/11/2020, en el elsaltodiario:BLOGS lo determina como: “anestesiante y engañoso consenso, con la sempiterna justificación de que estamos ante un mal menor, que en toda negociación siempre hay que ceder algo, que se ha conseguido lo mejor posible, que, que…”. Fue una especie de contubernio entre todas la fuerzas políticas y representantes del “capital” dominante que, en 1977 y 1995, se conjuraron para controlar a una clase obrera en períodos de conflictos y de conquista de derechos (condiciones de trabajo, salario, libertades, etc.). donde la colaboración sumisa de los agentes sociales: CC.OO, UGT, CEOE y CEPYME, siguiendo las consignas de la UE (Conferencia de Ámsterdam, en 1997), utilizaron el “déficit público” como herramienta para “acordar un pacto de estabilidad”, y mantener una disciplina presupuestaria con carácter indefinido. De aquellos polvos, estos lodos. Un lenguaje economicista y una escasez de derechos. La cuestión era tranquilizar a la población y hacerle partícipe de la consigna “si contribuyes recibirás proporcionalmente”. O algo así.

Por otro lado, como la hucha se la comieron en un santiamén, lo que el Estado hace, es prestar dinero a la Seguridad Social, que según parece es del vecino, no del Estado, para que sea devuelto en el futuro. Y como ésta no va a poder devolverlo, sondean con ideas de financiar las pensiones con diferentes tipos de impuestos, además, de las cotizaciones pertinentes. Algo así como reformar sin reformar, parche va, parche viene, que es lo único que saben hacer los gobiernos de una mano y de otra.

Con lo simple que es incorporar la bolsa de las pensiones en los presupuestos Generales del Estado, y a pelearse en el reparto con los “guerreros” de Defensa, que esos no tienen problemas de recortes. O MUFACE, ese ente para funcionarios, nacido en el franquismo que se alimenta de nuestros impuestos, para realizar el mismo servicio que la Seguridad Social. Y eso que creíamos que todos somos iguales ante la ley. En el 2019 la financiación de MUFACE fue de: cotizaciones de mutualistas: 19,09 % (339M€). Aportación del Estado: 76,51 % (1.401M €). Subvención del Estado: 4,22 % y Otros ingresos: 0,18%. Se mantienen los chiringuitos de antes del espíritu constitucional del 78. Así nos luce.

CONCLUSIÓN:  Reformar el sistema de pensiones es el cuento de nunca acabar. Que las pensiones pasen a formar parte de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) sin otra connotación que una partida de gasto. Y, de paso, olvidemos que los agentes sociales “defenderán” nuestros intereses, porque sólo nos dejarán las “migajas”.

Paco González: 06/05/2021

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