El asomarse a la vida de las personas es un deporte universal, la curiosidad de lo que acontece a los demás es una característica muy común, por motivos muy diversos, la envidia por los que son en apariencia superiores o cuentan más riquezas, por los que son referencia o ejemplo a seguir por sus logros o por la actividad que desempeñan, los deportistas y los artistas; esto por supuesto no es nada nuevo, el interés por la vida de los demás siempre ha existido y de alguna manera seguirá existiendo.
De las vidas y los actos de los demás nos enteramos de diferentes formas, algunas de ellas de forma directa en nuestro interactuar de cada día, los medios de comunicación juegan un papel importante y se sirven de nuestra natural curiosidad para despertar nuestro interés y aumentar el rating y la audiencia, hay algunos que juegan a interpretar con su imaginación las conversaciones de gentes en pareja o grupo en la misma estancia o auditorio, yo lo he jugado porque me resulta divertido construir un dialogo imaginario, seducción, rechazo, discrepancia o cualquier cosa que se nos ocurra, ni ellos se van a enterar y nosotros tampoco les vamos a preguntar.
El ser humano curioso natural acude a las revistas y los libros para enterarse de la vida e historias de otras personas, los chismes de las revistas de sociales y del corazón las reportan y las explotan, la vida y amores de los hombres y las mujeres públicas (nota: en este caso específico, cuando digo mujer pública no me refiero a lo que muchos se imaginan) las parejas, las pasiones carnales de local o en cancha ajena, a algunas personas les interesa saber que una mujer famosa o simplemente conocida se aumentó la talla del busto, se inyectó botox o lo que sea, los políticos, las artistas, los toreros como muchos otros son responsables de cuidar su imagen o provocar escándalos para permanecer en el ánimo de la audiencia.
Llegando a este punto quiero referirme al aspecto serio del tema que les entrego, la biografía de los hombres públicos de la historia (también mujeres) escrita en la mayor parte de los casos por ellos mismos, adornada por virtudes que tal vez nunca cultivaron o con alguna que otra mentirilla a conveniencia; “Confieso que he vivido” es una magistral autobiografía de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto o Pablo Neruda que en ninguna parte menciona a su pequeña hija que padecía hidrocefalia, sus detractores dicen que el poeta la repudiaba, nunca sabremos la verdad.
Existen biografías absolutas de interés universal, Leonardo Da Vinci el polímata florentino o el veneciano Marco Polo, viajero y cronista excepcional, es una delicia leer sus biografías, las aventuras de Giacomo Casanova seducen al lector tanto como el seducía a sus amantes, me puedo pasar mucho tiempo explicándole a ustedes de muchos personajes fascinantes de la historia y alguno que otro prescindible pero famoso por su crueldad o extravagancia.
Stefan Zweig, a mi gusto el biógrafo por excelencia nos trae historias de personajes de todo tipo, entre ellas se encuentran María Antonieta, María Estuardo, Erasmo de Rotterdam, Balzac, Dickens y Dostoievski, las controversias de Castellio en contra de Calvino y muchos otros, demasiados para leer en unas vacaciones.
Stefan Zweig nos relata que un personaje, Américo Vespucio, sin pensarlo, ni quererlo, le dio sin proponérselo el nombre a este Continente, algunos afirman que el navegante y cartógrafo ni siquiera se enteró del citado bautismo y mucho menos de la polémica que se suscitó en el mundo por ello, lo relata con pasión nuestro biógrafo favorito, Cristóbal Colón, Fernando o Hernando de Magallanes bien hubieran podido reclamarlo pero no lo hicieron.
Apasionante pero de difícil lectura es la de Joseph Fouché, el Genio Tenebroso que muchos políticos de nuestro tiempo quisieran imitar y no lo logran por lo inteligente, brillante, perverso y maléfico personaje.
11 de marzo de 2022