AI 2027: Construir un futuro resiliente con inteligencia artificial

Investigo escribo, asesoro sobre innovación  y educación

En medio del vértigo que provoca el avance de la inteligencia artificial generativa, una pregunta se vuelve cada vez más urgente: ¿cómo queremos que sea nuestro futuro con la IA? No es una inquietud técnica, es una pregunta política, ética y cultural. En el documento *AI 2027: Resilient Futures*, el equipo de AI 2050 de Schmidt Sciences plantea una hoja de ruta para dar forma a ese porvenir en los próximos tres años, con una visión tan realista como esperanzadora.

El punto de partida es claro: la IA está transformando nuestras sociedades a un ritmo sin precedentes, y aunque promete beneficios inmensos, también abre riesgos significativos que todavía no sabemos manejar del todo. Las instituciones, las leyes y las normas sociales están corriendo varios pasos atrás de los algoritmos. En ese contexto, la propuesta de *AI 2027* no es detener el desarrollo, sino hacerlo más deliberado, más humano, más justo.

El documento plantea cinco prioridades estratégicas para construir una sociedad resiliente con  IA  puesta en el  2027:

Primero, abrir una línea para investigar la alineación, la interpretabilidad y la seguridad de los sistemas avanzados. Aquí no se trata solo de hacer la IA más potente, sino de garantizar que responda a valores humanos. Sin esto, el riesgo de que los sistemas se vuelvan opacos o actúen de formas no deseadas crece exponencialmente.

Segundo, desarrollar una base empírica sólida sobre el impacto de la IA generativa en la sociedad. Necesitamos entender, con datos y evidencia, cómo la IA está afectando el trabajo, la educación, la creatividad, el bienestar mental y la desinformación. Sin esta comprensión, es difícil diseñar políticas públicas eficaces.

Tercero, fortalecer las capacidades institucionales. Esto incluye no solo nuevos marcos regulatorios, sino también auditorías independientes, estándares técnicos y cooperación internacional. La gobernanza de la IA no puede ser fragmentaria ni reactiva. Requiere instituciones que aprendan, se adapten y colaboren más allá de fronteras.

Cuarto, acompañar a los tomadores de decisiones con conocimiento confiable. Gobernantes, legisladores, directivos y líderes sociales necesitan herramientas claras para tomar decisiones informadas y responsables en un contexto tan volátil.

Y quinto, quizá el más humano de todos: cultivar visiones públicas esperanzadoras del futuro con IA. Necesitamos contrarrestar tanto el miedo distópico como el entusiasmo ingenuo. Las narrativas que compartimos hoy darán forma a lo que construiremos mañana.

Lo que me resulta más valioso de esta propuesta es su enfoque integrador. Reconoce que el desafío de la IA no se resolverá solo desde los laboratorios ni desde los parlamentos. Necesitamos tender puentes entre ciencia, política, cultura y ciudadanía.

Para quienes trabajamos en innovación, desarrollo tecnológico y educación, este texto es una invitación a pensar en grande y actuar en corto. Nos habla de 2027, pero nos exige movernos hoy. En contextos como el mexicano o latinoamericano, donde los desafíos estructurales son múltiples —brechas digitales, desigualdad educativa, debilidad institucional—, pensar en un “futuro resiliente con IA” no es solo deseable, es urgente. Y debe ser un futuro con justicia, con inclusión y con agencia colectiva.

La inteligencia artificial no es neutral. La pregunta no es si va a transformar nuestras sociedades, sino cómo y para quién. *AI 2027* nos recuerda que aún podemos incidir en esa respuesta.

Referencia:

AI2050 (2024). *AI 2027: Resilient Futures*. Schmidt Sciences. Disponible en: https://ai2050.schmidtsciences.org

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Eugenio Yarce
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