El alcoholímetro: de la teoría a la práctica

Eugenio Yarce
Estudio, escribo y asesoro sobre educación e innovación.

Hace unos días, en una reunión con amigos, ya en la sobremesa, comenzó una conversación.  Alguien preguntó qué haríamos si, al retirarnos de la comida, nos topáramos con un alcoholímetro. Las respuestas fueron diversas: unos dijeron que aceptarían la multa, otros admitieron que quizá intentarían “arreglar” la situación. Esa charla me dejó pensando y me llevó a escribir estas reflexiones.

Recordé un seminario que tomé hace años sobre las ideas de Lawrence Kohlberg, quien sostenía que la ética¹ no consiste en repetir reglas, sino en aprender a pensar, a deliberar y a enfrentar dilemas donde los claroscuros se presentan. Inspirado por Kant y Piaget, Kohlberg planteaba que el razonamiento ético evoluciona por etapas, desde el temor al castigo hasta la adhesión a principios universales.

Lo esencial, decía, no es la respuesta, sino comprender por qué actuamos como lo hacemos. La ética se construye en el diálogo y en la reflexión compartida sobre situaciones reales.

Sin embargo, la realidad ética es más incierta que cualquier teoría; lo que en una sociedad puede considerarse un acto de justicia, en otra puede verse como una falta de respeto. La ética, al final, es plural, contextual y cambiante, aunque conserva un propósito: aprender a decidir responsablemente en medio de la ambigüedad.

Esa complejidad se hace evidente en la vida diaria. regresemos a la situación que comente el principios: después de una comida con amigos, conducens tras haber bebido unas copas. En el camino  te detiene un alcoholímetro. Frente a policia  debes  decidir: aceptar la sanción o intentar “arreglar” la situación. En teoria  sabes cuál es la respuesta correcta. Pero cuando el dilema es real, cuando entran en juego las emocioes  y las consecuencias, nuestras convicciones se ponen a prueba.

La ética teórica  se enfrenta entonces a la ética que vivimos en la calle. Y ahí descubrimos que razonar correctamente no siempre garantiza actuar correctamente. Como mostró un experimento de Dries Bostyn,  nuestras decisiones cambian radicalmente cuando las consecuencias dejan de ser imaginarias. Pensar lo correcto no es lo mismo que hacerlo.

La educación ética se demuestra  cuando el dilema nos sorprende en la vida cotidiana. Nuevamente te pido ponerte en  la situación; Imagina que, tras una comida con amigos y unas copas, te detiene un alcoholímetro. ¿Cuál es tu decisión? ¿Aceptas la multa y la sanción, o sobornas al policía?  ¿Que aprendizaje se llevará el policia de acuerdo a tu decisión?


Nota

¹ Algunos definiciones que orientan mis reflexiones.  La moral prescribe; la ética reflexiona. Enseñar ética es formar criterio,

Referencias

Gilligan, C. (1982). In a Different Voice: Psychological Theory and Women’s Development. Harvard University Press.

Lind, G. (2007). La moral puede enseñarse: Manual teórico-práctico de la formación moral y democrática. México: Editorial Trillas.

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