El 30 de septiembre de 2020 falleció Quino, creador de Mafalda, su popular criatura que conserva la vigencia cultural a pesar de que dejó de publicarse en 1973.
En aquella fecha escribí un artículo sobre la preocupación de Mafalda por su educación, hoy a casi tres años ha habido un sinnúmero de cambios y decidí actualizarlo.
Mafalda comparte sus preocupaciones con sus padres, a quienes no para de plantear preguntas impertinentes.
Quino, nació en Mendoza, Argentina, en 1932. Sus padres le pusieron el apodo que definiría su identidad. En la infancia fue tan tímido como Felipe, el más retraído de sus personajes.
En 1963 una compañía de electrodomésticos le propuso al caricaturista que creará una tira cómica con publicidad subliminal (no se mencionaría la marca, pero el logotipo estaría en todos los aparatos). Quino necesitaba trabajo y concibió una historieta, la que fue rechazada por los periódicos. Un año después tuvo oportunidad de publicarla, sin publicidad de por medio. Así surgió Mafalda, una filósofa de seis años que refleja el mundo de los adultos visto desde los ojos de los niños, preguntona, que se opone radicalmente a los mayores, con una única certeza: no está satisfecha.
Mafalda es fan de los Beatles y odia la sopa, no tanto por su sabor, sino porque es una imposición de los adultos. Los padres están llenos de ideas absurdas y creen que el destino depende de comer sopa. Por momentos, Mafalda renuncia a entenderlos.
Si Mafalda, me hubiera hecho a finales del siglo XX la pregunta ¿tienes un plan sobre la educación de tus hijos o improvisas? le hubiera respondido, sí, tengo un plan: elegir una buena escuela que les aporte información, competencias actualizadas y un segundo idioma, brindarles el apoyo necesario, motivarlos y acompañarlos, para que en el futuro sean ciudadanos de bien.
Si la pregunta la traslado al 2023, le respondería a Mafalda: tengo un plan e improviso. Seguramente Mafalda no quedaría satisfecha con mi respuesta, me diría: tienes o no tienes un plan.
Le intentaría dar una explicación a Mafalda del porqué de mi respuesta. Mafalda, no me queda claro cómo será el mundo en el 2050. Hace unos 30 años el acceso a la información era un recurso clave, hoy se puede encontrar con facilidad en Chat GPT y en Wikipedia. En un mundo así, no tiene sentido darle más información a los estudiantes, lo que es importante es darle sentido a la información.
Mi deseo Mafalda sobre la educación es muy sencillo; que no se aplaste la imaginación de los niños y las niñas, que les deje espacio para que sus personalidades encuentren un camino propio, que las escuelas se conviertan en lugares libres y enriquecedores, y como consecuencia la sociedad se transforme y evolucione.
Seguramente Mafalda respondería “hay más problemólogos que solucionólogos, pero ¿qué vamos a hacerle?” y yo le respondería “la vida es linda, lo malo es que muchos confunden linda con fácil” y “no paren el mundo, no me quiero bajar”.