“No serás rico hasta que no tengas algo que el dinero no pueda comprar”.
Anónimo
Por: *Winston Samuel Ojeda
Un joven desciende del metro de Washington, DC vestido simplemente con jeans y camiseta. Se posesiona cerca de las escalinatas de acceso, saca un violín de su estuche y apoyándolo de manera correcta sobre su hombro, comienza a tocar con entusiasmo para la enorme cantidad de gente que circula durante la hora pico.
Es parte de un experimento surrealista organizado en 2007 por el periodista Gene Weingarten del Washington Post, quien convenció al músico de realizar diversas interpretaciones en ese lugar público para ver la respuesta de los transeúntes.
Durante 45 minutos, ese joven interpreta piezas consagradas, pero prácticamente es ignorado por todos. Lo que nadie sabe es que el músico es Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo, ejecutando obras maestras en un rarísimo Stradivarius de 1713, valuado en más de tres millones de dólares.
Solo algunos días antes, Bell había tocado con gran éxito en el Symphony Hall de Boston, donde las entradas superaban los $1,000 dólares. La escena, grabada en video, muestra a hombres apurados y mujeres distraídas, que circulan café en mano y celular al oído, indiferentes al arte que los rodea.
Este experimento demuestra cuántas cosas extraordinarias pasan desapercibidas en la vida, porque no vienen acompañadas de una etiqueta de precio. Nos acostumbramos a ignorar el valor de lo que es invaluable simplemente porque se nos entrega gratis.
No se puede comprar la amistad, el amor, el afecto, la dedicación, los abrazos de la familia, ni los besos de la amada. Nadie puede adquirir el rayo de sol, la lluvia, la brisa, el paisaje, ni la canción del viento que silba a través de los árboles.
Al final, la verdadera riqueza no se mide en lo que poseemos, sino en la capacidad de reconocer y agradecer lo que Dios nos regala cada día. Está en un abrazo sincero, en la risa de quien amamos, en la calma de la naturaleza y en la luz del sol que nos recuerda que estamos vivos.
Decide abrir tu corazón, vivir con gratitud y disfrutar cada instante, porque la felicidad no se compra: es un don divino que se vive aquí y ahora, mientras Dios nos concede el milagro de un nuevo día.
*Winston Samuel Ojeda es conferencista, consultor y escritor con más de 40 años de experiencia impartiendo talleres y seminarios. Su oratoria impactante y amena abarca temas relacionados con el crecimiento personal, el liderazgo, las ventas, la familia y el mundo del Network Marketing.
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