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La elección de las personas que representan a la sociedad en las instituciones ¿contribuye al Desarrollo Integral de la sociedad mexicana y los espacios sociales?

La manera de conocer el territorio y sus lugares (Estudios Urbanos), se han realizado desde la observación, el registro e identificación (teórica y empírica), de lo material y tangible; el hecho conocible más común para los ciudadanos ha sido observar la construcción física de la ciudad (con énfasis urbanístico), pero, hay una enorme diferencia entre lo que el ciudadano vive habitualmente (percibe, siente, sufre y capta a través de los sentidos), porque, a través de la sensibilidad tiene conocimiento empírico de los problemas que suceden en los lugares por donde se mueve y/o habita; en contrario, quienes toman las decisiones, “resuelven” el efecto de algunos de los problemas desde la visión de “los técnicos” y/o “los especialistas”. Desde luego, entre los ciudadanos, los técnicos, junto con las autoridades no suele haber encuentros encaminados a establecer sinergia para realizar lo necesario.

El estado actual de las ciudades mexicanas demuestra que el modelo que se adoptó no ha funcionado, en contrario, cada día las ciudades son inhabitables, es decir, los postulados de ciudad sustentable quedan en los discursos, ensayos y documentos internacionales que son transmitidos a la sociedad a través de los especialistas.

Por eso, vale la pena reflexionar sobre si las instituciones están conformadas con representantes ciudadanos. La respuesta es NO. La sociedad solamente significa votos que, por cierto, no en todos los casos se consigue por afinidad y convicción sino por compra, coerción y engaño. La estructura administrativa, política y jurídica ha desvirtuado el sentido de su existencia. Así como la sociedad exige obras o la atención de sus problemas, debiera poner atención en realizar acciones para que sean los ciudadanos quienes ocupen los cargos administrativos.

La sociedad debe tomar la dirección de las acciones. La participación de los diversos agentes en las acciones en la ciudad debe ser permanente. Así es como se produce la riqueza en la ciudad, atendiendo y potenciando la vocación de cada lugar en relación con las actividades económicas. Habiendo empleo y salario es posible que la sociedad pueda adquirir bienes y servicios, así como, fortalecer, formación educativa, impulsar la actividad cultural, recreativa y de entretenimiento; todo ello con un evidente sentido social, es decir, que las ciudades destinen espacio urbano que albergue o represente esta visión del espacio público.

La vocación de Puebla se basa en el patrimonio arquitectónico caracterizado por los monumentos relevantes que han sido valorados por los poblanos; no solamente ha sido motivo de orgullo sino también referencia obligada en la historia de la ciudad y en la movilidad interna y del territorio.

Con ese motivo también se sabe que el patrimonio es motivo para generar nuevas actividades económicas basadas en el turismo; por consecuencia, tanto los comerciantes como los gobiernos y, sobre todo, los empresarios comenzaron a diseñar programas conjuntos para consolidar acciones de atracción del turismo y crear las condiciones para que eso tuviera sus efectos en el centro histórico.

Pero, los últimos años, los empresarios han tenido que realizar esfuerzos propios. Es necesario que los diversos agentes sociales se reencuentren. Desde aquí es posible cambiar. Estamos en el siglo de las personas. Hagámoslo.

Carlos Montero Pantoja

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