Una última oportunidad:
Impidamos que la 4T cambie la ley electoral
Por Raúl Hermosillo C.
31/oct/2025
México ha dejado de ser una República Democrático-Liberal. La 4T ha logrado ya eliminar todos los contrapesos democráticos al poder presidencial mediante la colonización del poder legislativo y judicial, la eliminación de los órganos autónomos y la militarización.
La única pieza que les falta para consolidar el nuevo régimen autocrático es una ley electoral que les garantice su permanencia eterna en el poder. Es decir, una reforma electoral que derrumbe por completo los tres pilares democráticos del sistema electoral vigente: la autonomía del árbitro, la representación proporcional y el piso parejo de la competencia.
Autonomía del Árbitro
La creación del Instituto Federal Electoral (IFE) en 1990, y su posterior evolución al INE, fue la culminación de una larga lucha ciudadana por arrebatarle el control de las elecciones al gobierno. La autonomía del árbitro fue uno de los pilares fundamentales de la joven democracia electoral mexicana.
La reforma del oficialismo propone revertir este logro histórico mediante la creación de un nuevo Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) que seleccione a sus consejeros y magistrados electorales mediante voto popular directo, a partir de ternas propuestas por los tres Poderes de la Unión, hoy totalmente colonizados y controlados por Morena.
Adicionalmente, proponen que el INEC y el TEPJF absorban a los 32 Organismos Públicos Locales Electorales (OPLEs) y a los tribunales electorales locales, centralizando todo el aparato de organización y justicia electoral del país en una sola estructura jerárquica mucho más fácil de controlar (eliminación del federalismo electoral).
En un país altamente polarizado y con un partido gobernante que goza de una amplia maquinaria de movilización y propaganda, esto significa pasar de un INE autónomo a un INEC subordinado, que garantice que los candidatos afines al oficialismo resulten electos (como en la época del PRI).
Representación Proporcional y Pluralismo
El principio de representación proporcional asegura que la composición del Congreso de la Unión refleje la pluralidad ideológica del electorado. La reforma del gobierno propone la eliminación total de los 200 diputados federales y los 64 senadores electos por este principio, conocidos como “plurinominales”. Los escaños se asignarían únicamente por el principio de mayoría relativa (el ganador en cada distrito o estado se lleva todo), dejando a las minorías sin representación en el Congreso, silenciando con ello a una parte significativa de la ciudadanía.
El objetivo no es hacer el Congreso más eficiente, sino hacerlo totalmente dócil. Al garantizar supermayorías artificiales (sobrerrepresentadas: no olvidemos que Morena y aliados solo obtuvieron el 54% de los votos, pero se apoderaron del 75% de la representación mediante un “golpe de Estado” técnico), se elimina la necesidad de negociar y construir consensos con las fuerzas de oposición, un rasgo esencial de la gobernabilidad democrática que prevaleció en México entre 1997 y 2018. Se trata de un diseño institucional que busca allanar el camino para que el partido en el poder pueda aprobar reformas constitucionales sin contrapesos, consolidando un poder casi absoluto.
Equidad (piso parejo) y competitividad
La equidad en la contienda electoral depende crucialmente de que todos los competidores tengan acceso a recursos mínimos para comunicar sus propuestas. La reforma gubernamental propone una reducción drástica del financiamiento público a los partidos políticos, limitándolo exclusivamente a los periodos de campaña electoral. Esta medida, justificada nuevamente con el argumento de la austeridad, representa una asfixia deliberada para los partidos de oposición. Sin financiamiento público para actividades ordinarias permanentes, los partidos perderán la capacidad de mantener estructuras, formar cuadros, realizar investigación o mantener una comunicación constante con la ciudadanía fuera de los tres meses que dura una campaña.
Obvio, el partido en el poder no enfrentará esta limitación. Gozará de una ventaja abrumadora al poder utilizar, de manera directa e indirecta, la vasta maquinaria de comunicación del Estado, los programas sociales y los recursos públicos para promover su agenda y a sus figuras políticas durante todo el sexenio.
La propuesta crea, por tanto, una cancha de juego profundamente desigual, donde la oposición es debilitada financieramente mientras el oficialismo compite con todos los recursos del aparato estatal a su disposición. Esta asimetría es una característica central de los regímenes autoritarios electorales, donde la competencia existe en el papel, pero es una farsa en la práctica.
Una última oportunidad
Es cierto que todo parece estar perdido. Sin embargo, aún queda la posibilidad de impedir que se apruebe esta reforma electoral regresiva. ¿Cómo? Denunciando lo que pretenden hacer y apoyando una propuesta alternativa elaborada desde la sociedad civil.
Actualmente, un grupo de ciudadanos organizados está proponiendo una iniciativa denominada Salvemos la Democracia, que puede ser consultada en https://www.salvemoslademocracia.mx/. La iniciativa se articula en cinco pilares fundamentales, cada uno de los cuales contrasta directamente con la visión regresiva de la reforma oficial:
1. Un Árbitro Justo y Blindado: fortalecer la autonomía del INE, no eliminarla:
- Autonomía Presupuestal Garantizada que impida reducciones arbitrarias.
- Selección de Consejeros por Mérito y Consenso que evite que una sola fuerza imponga a sus candidatos.
- Protección de la Estructura Profesional del INE en todo el territorio nacional y la permanencia de un servicio profesional electoral de carrera.
2. Cancha Pareja para una Competencia Real que corrija inequidades:
- Financiamiento Público más Equitativo modificando la fórmula de distribución actual.
- Tiempos en Radio y Televisión 100% Igualitarios
3. Cero Trampas, para garantizar elecciones libres y auténticas.
- Regulación de la Propaganda Gubernamental
- Blindaje de Programas Sociales, prohibiendo tajantemente su uso con fines clientelares.
- Fiscalización en Tiempo Real y con Participación Ciudadana para denunciar gastos de campaña no reportados.
4. Fuera la Delincuencia Organizada
- Nulidad de la elección por Intervención del Crimen Organizado
5. No a la Sobrerrepresentación y el “Chapulineo
- Límites Efectivos a la Sobrerrepresentación
- Regulación del “Chapulineo” limitando los cambios de bancada que alteran el equilibrio de poder decidido en la elección.
Para que la propuesta de Salvemos la Democracia sea discutida y votada por el Congreso de la Unión, es indispensable reunir el apoyo de al menos 130,000 ciudadanas y ciudadanos a través de firmas validadas por el Instituto Nacional Electoral.
Es cierto que nada garantiza que, incluso si la iniciativa es discutida, Morena y aliados la tomen en cuenta. No obstante, firmarla es un acto de resistencia cívica y una declaración de principios que será recordado en la historia como la última oportunidad para detener la instauración definitiva de un régimen autoritario que poco a poco, acabó con las libertades y derechos ciudadanos de los mexicanos.


