Comparte con tus amigos

Durante la década de los años ochenta, el entonces Rector de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP),[1] impulsó la recuperación de viejas casonas, mediante la compra, intercambio o donación de inmuebles, principalmente los deteriorados o arruinados, para la ulterior puesta en valor como espacio universitario por medio de actividades de preservación (mantenimiento, protección legal), restauración (operaciones físicas) y usos académicos, bajo el principio de que resultaba más barato restaurar que construir nuevos edificios escolares.

Con esta acción se adquirieron edificios, se ampliaron otros y se integraron aquellos con los cuales se podían hacer conjuntos escolares. Ellos albergaron a escuelas, bibliotecas, centros de investigación, institutos; por ejemplo, la escuela de Filosofía y Letras tuvo la posibilidad de crecer otorgando espacios independientes a los colegios de Historia, Filosofía, Letras, Antropología, incluso, creó las posibilidades de espacio para que algunas escuelas como la de Psicología consiguiera separarse. Las preparatorias Emiliano Zapata, Alfonso Calderón Moreno,[2] Lázaro Cárdenas del Río, entonces con mucha población, también tuvieron su edificio, lo mismo que la Escuela de Lenguas y la de Biología. Todas ellas tuvieron lugar en el Centro Histórico.

Desde luego, el edificio Rector lo era “El Carolino”, que concentraba las actividades rectoras, así como el Archivo Universitario, la biblioteca José María Lafragua y el Gimnasio Universitario. Sus salones convocaban a las actividades académicas y protocolarias más importantes de la Universidad.

Con esos edificios, más la presencia de los universitarios,[3] en la práctica cotidiana, se configuraba un sector urbano con dominancia de universitarios cuya existencia generaba un entorno cultural que implicaba a los habitantes del centro, pero también a los de la ciudad, por la movilidad y la oferta de espacios para el consumo de vivienda, restauración, cultura, más una serie de satisfactores vinculados al quehacer cotidiano de los universitarios.[4]

La idea de estudiar los pormenores de la presencia universitaria, pero, con la idea central de constituir física y formalmente el entorno universitario en un barrio universitario, fue del mismo personaje que había impulsado la adquisición de inmuebles históricos.[5] Encargó a quien escribe la investigación correspondiente, misma que se desarrolló en dos etapas: la primera con el nombre de “Configuración del Barrio Universitario” (2000-2006) y, la segunda, con el título “Del Barrio Universitario a la Ciudad del Saber” (2010-2012).

Los siguientes artículos se orientará a explicar los temas sustantivos del proyecto del Barrio Universitario y luego los de la Ciudad del Saber, cuyo sentido pretendía la conservación de la vida cotidiana, cultural y recreativa de los poblanos usando las plazas, las calles, sumando todo espacio público, como una forma de recuperación de los lugares y de conservación de las tradiciones poblanas. Así también, dicho proyecto buscaba orientar la política universitaria al fortalecimiento de las actividades académicas centrales, la difusión y la extensión de la cultura a través de sus unidades académicas, la construcción de un barrio en donde los universitarios, artistas y promotores, sean la vitalidad del lugar.

 

[1] Alfonso Vélez Pliego, Rector del año 1982 a 1988. A él le correspondió recibir la distinción de “Benemérita” que concedió el Congreso del Estado de Puebla a la Universidad Autónoma de Puebla. Desde entonces es BUAP.

[2] Esta preparatoria estuvo algunos semestres en la calle 8 Oriente 214.

[3] La cantidad de estudiantes, trabajadores de servicio y académicos con presencia cuantitativa era cercana a quince mil universitarios por día.

[4] Surgieron librerías, cafés, papelerías, fotocopiadoras, billares, los cines tuvieron un publico universitario importante, misceláneas, etc.

[5] Alfonso Vélez, en la década de los años noventa, ahora en calidad de ex Rector, desde la idea del Barrio Universitario, se propuso consolidar un lugar de privilegio para los universitarios de la BUAP. Vale decir que entonces no existía en el centro presencia de otras universidades. La UPAEP, en el Barrio de Santiago no crecía como ahora.

Por: Carlos Montero Pantoja

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *