Las parejas de adult@s mayores actuales, cuando se casaron, lo hicieron en un esquema tradicional de relación matrimonial. En ese entonces la mayoría de las mujeres se dedicaban a labores del hogar, (muchas, pesadas y sin paga), que implicaba atender la casa, tener hijos, criarlos y educarnos, además de al marido, y cuando había necesidad de un ingreso adicional en casa, se dedicaban a trabajar fuera del hogar cubriendo lo que se llamó la cuádruple jornada: casa, hijos, negocio y marido; -sin los negocios es la triple jornada: casa, hijos y marido-.
Esas mujeres se casaban muy jóvenes, -a los veinticinco ya eran quedadas- muchas no acudían a la escuela, menos a la universidad, y todo estaba estructurado para que la casa y la familia fuera su mundo entero. Desde luego con excepciones como Leona Vicario quien a finales del siglo XVIII (1790’s) recibió una educación intelectual y religiosa relevante que la hizo destacar como mujer en su época.
La liberación femenina que inició en el mundo en la década de 1960 abrió espacios para las mujeres vieran una posibilidad de desarrollarse lejos de ser amas de casa y estar sometidas a los maridos. Esas mujeres que se casaron durante la segunda mitad del siglo XX, que ahora están en su década de los sesenta, setenta, han descubierto que pueden cambiar su esquema al divorciarse y tener una vida plena desarrollándose en diferentes ámbitos. Esto se debe a la longevidad y a las mejores condiciones de salud -física y mental- que pueden propiciar una vida activa e independiente.
A esta separación o divorcio de los adultos mayores los investigadores la han denominado “Divorcio gris” por el color natural de las canas. Esta posibilidad de tener una vida independiente se debe también a la era digital y a las redes sociales que han abierto mundos que no conocían donde aprenden a socializar, a y compartir sus experiencias y aún a encontrar parejas para la diversión.
De acuerdo con un estudio elaborado por Susan L. Brown, quien codirige el Centro Nacional de Investigación Familiar y Matrimonial en la Universidad Bowling Green State, en Ohio EEUU, la cifra de divorcios grises se duplicó entre 1990 y 2010, con un aumento de la tasa del 0,5% al 1% anual en EEUU. Hace una generación, menos del 10% de los divorcios afectaban a cónyuges mayores de 50 años. Hoy en día, más de una de cada 4 personas que se divorcian en ese país tiene más de 50 años. En México, la cifra de personas que se divorciaron con más de 50 años subió en 10 años desde los 10.531 divorcios registrados en 2011 hasta los 28.272 de 2021, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En España, otro ejemplo de esta tendencia, 34.449 personas mayores de 50 años se divorciaron en 2021 frente a las 24.894 registradas en 2013, según cifras oficiales.
Sacramento Barbas, mediadora y psicóloga, experta sobre el divorcio a partir de los 50, de la Fundación ATYME, pionera en España en implantar la mediación y otras formas pacíficas de abordar los conflictos, señala: “Cada vez tenemos parejas de más edad; cada vez más parejas no quieren seguir juntas cuando llegan a la jubilación”. En su opinión, “la esperanza de vida, vivir más años con una calidad de vida mejor les lleva a querer disfrutar de esta etapa sin tener disgustos. Además, el tema del divorcio se ve diferente actualmente en la sociedad. El divorcio ha estado muy estigmatizado. Existía el miedo a la soledad, el qué pensarán en el trabajo…”, agrega.
La psicóloga argentina especialista en crisis individual Beatriz Goldberg, comenta: “La gente se siente ahora con ganas de cambiar. Antes, hace muchos años, uno decía, bueno, si ya no me divorcié, ya no me divorcio. En cambio, ahora, la gente con 60 y 65 años está muy saludable aún. Tienen muchos años de vida por delante”. Muchos encuentran después nuevas parejas. “Hay gente q siente que la nueva pareja es más para el goce y la otra era para armar la familia y esta es para disfrutar.
La mediana edad está marcada por importantes transiciones vitales. Los hijos crecen y se van de casa, dejando a las parejas con el nido vacío. Las carreras profesionales van decayendo a medida q las personas se jubilan.
Sin el ajetreo diario de hacer malabarismos con los horarios de los niños y las largas horas pasadas en el trabajo, los cónyuges pueden descubrir que tienen poco en común, que son prácticamente dos extraños sin nada q decirse. El divorcio gris no suele precipitarse por un acontecimiento singular, sino q es el resultado de un distanciamiento, explican las expertas.
Junto con la normalización del divorcio se suma la independencia de la mujer. “Las mujeres nos hemos dado cuenta de que no tenemos por qué tolerar ciertas cosas que antaño toleraban nuestras abuelas. Ya no se necesita tanto ese modelo familiar en el que uno mantiene al otro. Si no eres feliz sabes que no tienes por qué seguir aguantando”, explican las expertas.


