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¡NO A LA MINA, SI A LA VIDA!

Este día se conmemora el Día Mundial contra la minería a cielo abierto.

Es una fecha que no proviene de una instrucción del Estado o bien, de una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas, sino que nace de los esfuerzos de las entrañas de la “sociedad civil” y en particular, del pueblo organizado en contra de dicha práctica.

El día nace o se instituye en el año 2009, por iniciativa de activistas mexicanos y canadienses -a raíz de triunfos jurídicos del Frente Amplio Opositor a Minera San Xavier, en San Luis Potosí, México. Fue una grana iniciativa del Frente Amplio Opositor de San Luis Potosí.

Este día en varias partes de la República Mexicana y en varios países, particularmente de América Latina como Perú, Ecuador, Guatemala, o Argentina, se llevan a cabo  jornadas de información, foros, movilizaciones o toma de oficinas denunciando la actividad perniciosa de la minería a cielo abierto.

El día- que la lucha es durante los otros 364 días del año-pretende advertir.

A la población acerca de la grave contaminación y el daño que produce esta actividad al medio ambiente y a la salud.

Cabe mencionar que  el cerro de San Pedro y que era el emblema y escudo de armas de la entidad potosina, -que tenía o  tiene-en el centro la imagen del Cerro de San Pedro con la imagen de San Luis Rey de Francia posando en la cima mientras sostiene una cruz, y a los costados dos barras de plata y dos de oro, fue literalmente devastado por la empresa Minera San Xavier.

Un punto de un acuerdo menciona lo siguiente para tener una idea del grado de devastación.

“Mediante toneladas de cargas de explosivos, se fue demoliendo el cerro, el material extraído se lava con grandes cantidades de cianuro (“32 millones de litros de agua mezclada con 16 toneladas de cianuro se han utilizado diariamente para el proceso”, dice el punto de acuerdo) para separar el oro y la plata de la piedra y demás materiales que conformaban el cerro”.

Todo esto ocurrió ante la mirada cómplice y complaciente de Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón, ex presidentes de la República y del gobernador Panista Marcelo de los Santos Fraga. Pero, de dónde viene todo esto?.

Fue durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortarí, que se llevaron a cabo, tanto cambios a la constitución o bien, a leyes generales; a la postre, este entramado jurídico, lo conoceremos como legalización del despojo.

El punto de partida, lo fue sin duda alguna, la modificación al artículo 27 constitucional, en concordancia con la recién estrenada globalización neoliberal y el consenso de  Washington. El punto central del cambio al  27 constitucional, es que a partir de ese momento, la tierra era una mercancía más y se decretaba el fin del reparto agrario.

Así mismo, el Gobierno de Salinas de Gortari, expidió  en 1992 la Ley de Aguas Nacionales, y en especial la Ley Minera. En 1993 expide la Ley de inversión extranjera, entre otras muchas leyes. En ésta última, los inversionistas extranjeros ya podían invertir hasta el 100% de su capital en México. Hasta antes de dicha ley, sólo lo podían hacer hasta el 49%.

Esto abrió  la entrega de permisos y concesiones a grandes compañías mineras nacionales y extranjeras, bajo el discurso de más y mejores fuentes de empleo y riqueza económica, se ha concesionado cerca de una quinta parte del territorio mexicano a proyectos mineros a lo largo y ancho del país.

El artículo sexto de la Ley Minera, menciona explícitamente que “ La exploración, explotación y beneficio de los minerales o sustancias a que se refiere esta Ley son de utilidad pública, serán preferentes sobre cualquier otro uso o aprovechamiento del terreno” y en su artículo 19 fracción VI. señala “Obtener preferentemente concesión sobre las aguas de las minas para cualquier uso diferente a los señalados en la fracción anterior, en los términos de la ley de la materia;”

De tal suerte que la explotación minera es preferente sobre la producción agrícola, forestal o cualquier otra actividad que nos sustente como pueblo.

Con la reforma energética de 2014 de Peña Nieto, lo anterior se extendió a la exploración y explotación de gas y  petróleo. De tal suerte que el territorio nacional, actualmente es prioritario y preferente la explotación de gas, petróleo y minerales sobre la autosuficiencia alimentaria o el cuidado de los bosques o las áreas naturales protegidas.

De acuerdo a datos del registro del Sistema Integral de Administración Minera (SIAM), dependiente de la Secretaría de Economía, en el año de 2012, había 31 mil 50 concesiones mineras diseminadas en todo el territorio nacional y con una vigencia de 30 años. En éste contexto, la entidad Poblana, no ha sido la excepción con los llamados proyectos de muerte, tanto con minería metálica como minería no metálica.

Una de las grandes consecuencia de las minería a cielo, es la devastación, contaminación atmosférica y daños a la salud. Por cada gramo de oro producido, queda una tonelada de tierra con cianuro, arsénico, ácido sulfúrico, plomo y otros metales pesados, que por siglos contaminará el aire y los mantos de agua.

Donde antes había ecosistemas complejos solamente quedan cráteres enormes donde la flora y fauna no se regeneran. El cráter de la mina San Pedro en San Luís Potosí, es más grande que el estadio Azteca, para poder darnos una idea.

La Minera San Xavier, en San Luis Potosí, zona desértica, utilizaba 32 millones de agua, misma que era contaminada. Aparte son las consecuencia y el impacto que trae aparejada la minería a cielo abierto.

En un estudio llevado a cabo por los integrantes del colectivo Cartocrítica, llegaron a la conclusión que “en un año, la industria minera extrajo casi 437 millones de metros cúbicos de agua, “cantidad suficiente como para cubrir las necesidades humanas de toda la población de Baja California Sur, Colima, Campeche y Nayarit durante el mismo periodo”.

Pero la minería a cielo abierto en general y en particular, los proyectos de muerte, conllevan siempre conflictos sociales. En el estudio Conversando con Goliat: participación, movilización y represión en torno a los conflictos neoxtractivistas y ambientales de Gisela Zaremberg (FLACSO México) y Valeria Guarneros-Meza (De Montfort University, mencionan que en nuestro país existen:

 

879 conflictos socioambientales generados por proyectos mineros y energéticos en los últimos 12 años.

La minería es la actividad que ocasiona el mayor número de conflictos (374 hechos conflictivos reportados en 134 proyectos mineros), seguida por la extracción de hidrocarburos (campos petroleros y gasoductos), luego por instalaciones hidroeléctricas y finalmente por eólicas.

Principales estados en los que se presentaron amenazas o agresiones son Puebla, Guerrero, Oaxaca, Ciudad de Mexico, Chiapas y Veracruz.

Puebla es actualmente, un laboratorio de proyectos de muerte y criminalización de la protesta social (LeyBala, expripiación express, Ley Moreno Valle del agua, etc).

Estos proyectos de muerte, muestran su rostro, particularmente en la Sierra Norte y se están asentando en territorios de los pueblos indígenas.

Se conoce que en el Estado existen  440 concesiones mineras,  14 permisos para instalar hidroeléctricas (Sierra Norte y Negra); gasoductos y oleoductos, pozos de fracking, hidroeléctricas.

Actualmente se libra una importante batalla en la comunidad de  Ixtacamaxtitlán, Sierra Norte. La minera canadiense Almaden Minerals lleva años dividiendo a los habitantes para imponer un megaproyecto de tajo a cielo abierto que le permita obtener el medio gramo de oro que por tonelada de tierra. La vida útil de la mina sería sólo 14 años y  dejaría como herencia perpetua más de mil hectáreas destruidas, incluyendo un enorme cráter de kilómetro y medio de diámetro y 400 metros de profundidad, además de la aparición de dos enormes montañas con más de 50 millones de toneladas de desechos contaminantes y la contaminación de millones de metros cúbicos de agua que se usarían en los procesos de beneficio del mineral.

Para no variar, la inmensa mayoría de los afectados son  indígenas y campesinos, y la única beneficiada será beneficiadas será la transnacional canadiense Almaden Minerals.

Vivimos una grave crisis civilizatoria en la cual tenemos que optar entre un proyecto que defienda y proteja la vida, contra otro-el Capital- que es un proyecto de muerte con su varias máscaras de desarrollo, progreso, modernidad o globalización que ha creado un sistema profundamente injusto. Es necesario recapacitar  y volver nuestra soberbia y coloniza mirada a los pueblos originarios y recordar las palabras del Gran Jefe Noah Sealth.

“Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero.  Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen el suelo se escupen a sí mismos.”

Por: Gerardo Pérez Muñoz

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