Eugenio Yarce
Consejero y asesor en innovación, educación y desarrollo
Hace apenas una década, los maratones eran una prueba de resistencia, de kilómetros recorridos, no de algoritmos.
Pero la innovación, esa fuerza que avanza entre los laboratorios, las empresas y las instituciones de educación, comenzó a infiltrarse también en las pistas. Primero fueron los super shoes esos tenis con espuma ultraligera y placas de carbono que prometían una gran eficiencia. Hoy esa promesa se ha transformado y ha alcanzado una nueva frontera; el diseño impulsado por datos.
Mi reflexión parte sobre los resultados en el maratón de New York 2025; en la categoría femenina el tiempo fue de 2:22:10, estableciendo un nuevo récord. En la rama masculina, el primer y segundo lugar terminaron separados por unas centésimas de segundo. Esa combinación de rendimiento humano y márgenes mínimos, es una evidencia más de la presencia de la innovación en otros espacios.
En 2016, Nike abrió la puerta a la innovación con Vaporfly, un tenis que cambió la historia del running. Pero como suele ocurrir, la innovación no se detiene en quien da el primer paso. Ocho años después, Puma presentó su modelo Fast-R 3, sorprendiendo a su propio equipo. No lo hizo con una campaña de marketing sino con algo más poderoso; resultados.
Un estudio reveló que el Fast-R 3 mejoraba la economía de carrera en más del tres por ciento respecto a los modelos de Nike y Adidas. La economía de carrera es la cantidad de oxígeno que un corredor necesita para mantener una determinada velocidad: cuanto menos oxígeno se requiere, mayor es la eficiencia, como si el cuerpo lograra recorrer más kilómetros con menos combustible. Esa mejora, por pequeña que parezca en porcentaje, se traduce en varios minutos ganados o perdidos en un maratón.
La explicación no está solo en la pisada o la cadencia, sino en el diálogo entre músculos, espuma y geometría. La innovación ya no se mide únicamente por la forma del producto, sino por el entendimiento de cómo interactúa el producto con el cuerpo humano.
Del laboratorio a la pista, del músculo al dato, del dato al significado. Puma utilizó simulación digital, análisis biomecánico y prototipos para ajustar el diseño del calzado. Innovar no es solamente hacer algo nuevo, sino hacer algo mejor entendido.
Puma, Nike, Adidas o quien venga después seguirán compitiendo por mejorar un segundo, un gramo o un porcentaje. Pero en el fondo, esta carrera nos recuerda algo más profundo: innovar es entender el movimiento, encontrar nuevas formas de impulsarnos. Como los corredores al cruzar la meta, el progreso verdadero no consiste en llegar antes, sino en comprender mejor.


