No es la primera vez que ocurre. Ya este gobierno federal ha atracado diversos fondos de ahorro y de operación de muy diversas actividades y fines en manos del Estado. Usó 125 mil millones de pesos, alrededor de la mitad, del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios por la caída en la recaudación fiscal de 2019; al extinguir diveros fideicomisos sin reglas de operación, se podrían transferir a la Tesorería de la Federación 181 mil millones de pesos más (https://ciep.mx/extincion-de-fideicomisos-publicos-2020/ ) Ello podrá afectar la operación de una gran variedad y diversidad de instituciones y actividades sociales y culturales, como la atención escolarizada a personas con discapacidad; intentó utilizar el remanente de operación del Banco de México de forma anticipada lo que fue impedido por la Ley al hacerla valer el Banco de México (gracias a su autonomía).
El otro gran fondo, la joya de la Corona, es sin lugar a dudas el ahorro de 66 millones de trabajadores mexicanos que están en el Sistema de Ahorro para el Retiro. Las afores. Dicho fondo pertenece a cada trabajador, con su cuenta individual, de modo que en principio el gobierno no tiene derecho a atracarlo. Se trata de un fondo enorme, donde los fideicomisos mencionados y el Fondo de Estabilización quedan como juego de niños. Se trata de 4.3 BILLONES de pesos. Si, 4 300 000 millones de pesos. Es un mundo de dinero aportado por las empresas, en su mayoría, y que los trabajadores tienen en sus cuentas personales. Esa cantidad de dinero es aproximadamente el presupuesto anual del gobierno mexicano. Obviamente, es muy apetecido por su tamaño. Le daría un amplísimo margen de maniobra a cualquier gobierno que se lo agandalle.
Si los recursos son de los trabajadores, ¿se los puede agenciar el gobierno? ¿Solamente cambiando una ley será eso posible? Pareciera que no es tan sencillo, pero se me ocurren al menos dos formas para hacerse de él, exprimirlo y sacarle jugo para esta administración, aunque le deje una carga a las siguientes generaciones de trabajadores y de contribuyentes.
La primera es cambiando las limitaciones que tienen las siefores, las instituciones que invierten los fondos de los cuentahabientes de Afores. Si en lugar de tener cierta libertad de invertir en aquellos instrumentos financieros que mejor rendimiento den con menor riesgo las Siefores no pudieran escoger, si sólo pudieran invertir en valores gubernamentales (actualmente alrededor de la mitad está invertido en ese tipo de valores), entonces el gobierno podrá emitir deuda para adquirirlos pagando un rendimiento más bajo que si pidiera deuda en otros mercados. El gobierno se endeudaría y los fondos tendrían menos rendimiento.
La segunda es que el fondo lo manejara el Banco del Bienestar, como se ha venido sugiriendo. ¿Qué haría ese banco con el dinero? ¿Invertir en programas sociales de baja o nula rentabilidad? ¿otorgar créditos cuyo repago sea dudoso o a intereses bajos, de modo que los ahorros de los trabajadores ganaran muy pocos intereses? No lo sabemos, pero no parece una buena idea que el ahorro de los trabajadores se maneje con un objetivo distinto al de generar el mayor beneficio para los trabajadores, dueños de los ahorros.
Seguramente hay otras posibilidades que no se me han ocurrido, pero con estas dos bastan.
En los dos casos mencionados los trabajadores, o los contribuyentes, salen perdiendo. O bien obtendrán menos rendimientos por sus ahorros, o si obtienen más de los que da el mercado implica que los contribuyentes futuros pagaran la cuenta.
No hay duda de que el sistema requiere reformas: se requiere aumentar las aportaciones de cada trabajador y seguramente permitir que con menos semanas se pueda acceder a la pensión; aumentar la edad de jubilación y meter más competencia al sistema, entre otros asuntos más. El sistema de pensiones necesita un ajuste, pero éste no debe servir de PRETEXTO para realizar un atraco a los ahorros del país, en este caso de los trabajadores.
Por: Enrique Cárdenas Sánchez
Universidad Iberoamericana de Puebla
Signos Vitales
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