Murciélagos y gandolines ingeridos en los mercados públicos de China, sin que al efecto se observasen las debidas medidas de sanidad animal en poblaciones acinadas . habrían propiciado el brote de un virus, según se dijo en el momento, y que se extendió rápidamente por el planeta entero habiéndose manifestado en la Ciudad de Puebla en los albores de la primavera de 2020.
Previamente , los estudiantes de las universidades locales se volcaron a las calles de la ciudad en una protesta formidable que contrastaría con el aislamiento dispuesto pocos días por las autoridades sanitarias del país, ¿el motivo? Tres estudiantes de medicina de nacionalidad colombiana y que se encontraban en visita de intercambio en universidades de la localidad fueron asesinados.
La inverosímil versión oficiosa del momento sugería que, en las festividades del tradicional Carnaval de Hujotzingo, el llamativo sombrero de una chica integrante del grupo de estudiantes, había llamado la atención de facinerosos con los que éste había coincidido en los referidos festejos.
Los facinerosos deslumbrados por el sombrero en cuestión, que, según la versión de marras les habría entusiasmado hasta el extremo se dieron entonces a la tarea de urdir un plan de seguimiento a los tres estudiantes a los que terminaron ultimando.
El hecho de que la explicación de los hechos esgrimidos hace un lustro resultase del todo inverosímil , no evita pensar que, el suceso de referencia guarde enormes similitudes con los recientes hechos que han suscitado los señalamientos del presidente de la República de Colombia.
Respecto al ambiente que vivía la Ciudad de Puebla un lustro atrás, por lo demás, resulta interesante destacar una situación en los específico.
La expropiación de una vasta extensión de la superficie del ejido de Momoxpan, con miras a establecer reservas territoriales previendo la expansión urbana, fue llevada a cabo de manera irregular por la administración del gobernador Mariano Piña Olaya -cuyo vástago emparentara posteriormente con el clan Posada- , toda vez que la expropiación de ejidos se regía por aquel entonces por lo dispuesto en la Ley de Reforma Agraria de 1971 y no por disposiciones administrativas locales, irregularidad en cuestión que fue subsanada por la administración siguiente de Manuel Bartlett; y el referido clan, por lo demás, fue objeto por parte de la administración de Barbosa de la rescisión de un contrato de donación con carga que había efectuado a su favor el gobierno local, con la condición de construir el denominado “edificio empresarial” ; el cual jamás se edificó por el incumplimiento en sus compromisos de un peculiar socio llamado Alberto Saldarriaga, oriundo de la ciudad de Cali, y cuya progenitora fue la primera mujer extraditada a los Estados Unidos tras las aprehensiones de los integrantes del clan Rodríguez Orejuela.
Cabe destacar , finalmente que, en proyectos más recientes , como es un desarrollo inmobiliario en la zona de Santa Clara Ocoyucan, los otrora socios de Alberto Saldarriaga, pactaron una sociedad de negocios con el extinto Daniel Flores Nava, financiero de la precampaña presidencial del ahora senador Adán Augusto López.
En los días que corren parecen reeditarse acontecimientos del pasado reciente en lo que los estudiosos de la obra de Jung denominarían de “deja vú” y acaso, ante la enorme similitud de situaciones, dilucidar los hechos del pasado podrían ayudar a comprender las situaciones que hoy se viven.