Cosas mágicas suceden…

‘Elle’ en francés es ‘ella’ -pronombre singular femenino tradicional-. Y cuando ese “ella” se convierte en el ‘elle’ -pronombre neutro de género no binario- (singular de elles), cosas mágicas suceden…

Me sucedió y les platico: desde bebé siempre fui una niña muy traviesa, y   prefería divertirme con mis hermanos y primos llenos de energía y vitalidad; porque inventábamos diabluras, éramos cascabeles colmados de risas y carcajadas, sin medir el peligro que me consentían y cuidaban.

Las niñas de mi edad eran quietas, bien portadas, modositas con vestidos elegantes, tobilleras de olán y zapatos nuevos; jugaban a las muñecas –las famosas Barbies–, a la comidita, a la casita, a hornear pastelitos miniatura en hornos de juguete que mágicamente funcionaban y otras lindezas. A mí me vestía así pero después de los eventos, me quitaba todo, me ponía shorts y playera y ¡a jugar con los niños! Nunca jugué a las muñecas, ni a la casita, ni a la cocinita, ni a las Barbies –las odiaba—.

Un evento que revoloteó el vecindario de la colonia la Paz, donde viví, fue cuando me regalaron una muñeca de mi tamaño. A la pinchi muñeca la mandaban al salón de belleza porque yo le jalaba los pelos y la despeinaba, y le cambiaban sus vestiditos porque yo la arrastraba y la ensuciaba.

Y un día, mi mamá me dijo que si no jugaba con la muñeca me iba a castigaba, y me la dio. La cargué y sin saber qué hacer con ella, fui a la  entrada de la casa y abrí la puerta pensando cómo deshacerme de ella.

Llegó una “niña de la calle” con quien jugaba en el jardín de afuera. Me miró y sonrió. Se acercó y con voz dulce dijo: “Está bonita tu muñeca”. Respondí: “¿Te gusta?” Dijo: “Sí”. Se la extendí y dije: “¡Te la regalo!”. Nunca he olvidado el brillo de sus de alegría y sorpresa, ¡no lo podía creer! La abrazó –como yo nunca lo hubiera hecho–, y se alejó dando brinquitos de contenta.

Entré a la casa y al llegar a la cocina a pedir un taco de sal, mi mamá me preguntó por la muñeca. Le dije: “Se la regalé a mi amiga de la calle”. Y el ejército de sirvientes salieron corriendo a pescar a la niña que se la había llevado, mientras yo a gritos refutaba: “¡¡Yo se la di!!”

Ahora entiendo que siempre he sido “elle”: Amo ser mujer y mi mejor versión es ser madre, pero la mentalidad de mierda que se inculcaba, obedecieras o no, de que: Las niñas tienen que comportarse así; te tienes que casar, etc, sin poder hacer todo lo que te venga en gana, –como regalar tu pinchi muñeca– me hubiera evitado cometer muchos errores que no estaban en mis convicciones e hice por sólo salir del paso: Hubiera cometido otros, pero hubieran sido auténticamente míos.

Ahora me declaro Elle de nacimiento, y agradezco infinitamente a les elles, Estudiantes de la BUAP en Paro 2025, que me develaron y devolvieron mi auténtica mentalidad.

Hay que ser y hacer lo que te dicta el corazón, “lo que te gane la gana”: ahí está tu auténtica naturaleza y condición humana, que te lleva a asumir las consecuencias hasta con alegría de tu legítimo actuar, y no irse arrepintiendo por la vida por haber seguido las reglas sociales que destruye tu naturaleza y tu condición humana, por igual, de mujeres que de hombres

Neta, soy elle.

alefonse@hotmail.com

. De hec Elle es un pronombreneutro, reclamado por personas de género no binario u otras identidades de género que no se sienten cómodas en el uso de los pronombres tradicionales, diferenciados en género masculino y femenino. Expertos han indicado la relevancia del uso de pronombres adecuados como base para el respeto de la identidad, la visibilización y la aceptación de personas no binarias o transgénero, por lo que la creación de un pronombre específico permitiría solucionar el problema de no contar con pronombres adecuados para este grupo de personas.

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Alejandra Fonseca
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