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Desde hace tiempo, pero cada vez más en los últimos años, México se ha convertido en un país de alto riesgo. Somos uno de los países más violentos del mundo, sobre todo por los 100 asesinatos diarios que padecemos, sean o no miembros de los grupos del crimen organizado. Tenemos 10 feminicidios diariamente. Aunque han disminuido muy marginalmente, México se encuentra en el lugar 17 de secuestros a nivel mundial.

En salud, la tasa de mortalidad por el Covid es de 9.2 por ciento y se ha mantenido así de alta durante toda la crisis sanitaria. México se ha ganado el primer lugar de los peores países para estar durante la pandemia, de acuerdo con el índice de Bloomberg. Enfermedades que se habían erradicado están regresando, como el sarampión. Tener hijos con cáncer es una tragedia que se hace aún más dramática por la falta de medicamentos. Las cifras de fallecimientos por la pandemia, directamente causados por el virus, o indirectamente debido a fallecimientos que no debieron ocurrir (el llamado ‘exceso de muertes’ durante la pandemia en relación a los muertos de los años previos) llegan a más de 600 mil en un año. Son más muertes que las ocasionadas por el conflicto armado de la Revolución mexicana.

Enfermarse de un padecimiento cuyo tratamiento sea costoso se ha convertido también en un alto riesgo. La desaparición del Seguro Popular, que se ocupaba de cubrir este tipo de enfermedades en el sistema público, hace cada vez más difícil su tratamiento. La austeridad en el sector salud es tal que el desabasto de medicamentos es crónico. Si no se tiene suficiente dinero o un seguro de gastos médicos mayores, es altamente probable morir por enfermedades que antes eran tratadas exitosamente.

La profesión de reportero es también de alto riesgo. En México se han asesinado 20 periodistas en lo que va del sexenio, lo que nos coloca como uno de las naciones más peligrosas para ejercer esta profesión. Nos encontramos en el sitio 28 del ranking mundial de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en el mundo, al lado de países como Venezuela, Cuba y Honduras.

Incursionar en la política, buscar una candidatura o un triunfo electoral se convirtió este año en un alto riesgo también. Se contabilizaron mil 66 delitos cometidos contra personas políticas durante el pasado periodo electoral, de los cuales se cuentan 102 asesinatos. Para servir, se juega uno la vida.

O bien, ser activista social y defender causas justas como el medioambiente, el territorio, derechos de grupos vulnerables, de grupos indígenas o de transexuales, feministas o directores de radiodifusoras comunitarias, representa un peligro de muerte como documentó Reforma esta semana. En lo que va del sexenio, van 56 activistas asesinados.

El mensaje que recibimos los mexicanos es muy claro. Cuídate por donde andas, qué carretera utilizas, qué región visitas pues los homicidios entre bandas de maleantes y los que se les crucen están a la orden del día. No te enfermes. Y si te enfermas, que no sea algo que necesite mucho dinero para tratarte, pues más vale que tengas suficiente para pagar médicos, hospitales y medicinas. Y en época de pandemia, no te enfermes de nada que requiera atención hospitalaria, pues el servicio ha disminuido y su acceso también.

No te dediques a la prensa pues tu trabajo, si es bueno y crítico, de menos serás considerado alguien de segunda clase, o quizás te ganes la oportunidad de ser denostado o perseguido, y si te metes con reportear lo relacionado con las organizaciones o los miembros del crimen organizado, o si estás en un medio rural y con poca visibilidad, puedes ser incluso asesinado.

Y mucho menos pienses en servir a tu comunidad, estado o país desde el servicio público, en algún puesto de elección popular. Se trata de un botín y hay muchos que quieren llegar a él, y no se tentarán el corazón para disuadirte, por las buenas o las malas. juego

En resumen, cuídate mucho y fíjate muy bien por dónde andas, ahorra para un problema médico, no te metas de periodista ni tampoco te atrevas a liderar algún grupo social que defienda alguna causa justa. Y mucho menos, ni se te ocurra participar en la vida pública de tu país. Es peligroso.

Enrique Cárdenas Sánchez

Universidad Iberoamericana de Puebla

Puebla contra la Corrupción y la Impunidad

enrique.cardenas@iberopuebla.mx

@ECardenasPuebla

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