Gabriel de Rojas y Manuel de Flón.


Corría el año de 1994 cuando en medio de una manifestación de vendedores ambulantes, la muchedumbre apedreó el Palacio Municipal de Puebla a raíz de la cual se quebró por completo la cristalería del “Charle Hall” que tenía emplomados del orfebre José Luis  Rodríguez Alconedo, no faltó uno de los “héroes del Carolino” de los años 60 y 70 – “heroísmo” del que han pretendido hacerse una imagen de “gente interesante” un montón de zánganos parásitos desde entonces, y que al efecto consistía, única y exclusivamente , en robar camiones y pintarrajear monumentos históricos de siglo XVII-, llamado Alejandro Gallardo Arroyo y que salió con la embajada de señalar que  el hecho en cuestión : “no importaba, y que lo que había que exigir en que la autoridad tuviese “sensibilidad”, -cualesquiera cosa que dicha expresión  pueda significar-.”

La fecha  de fundación de la “Ciudad de los Ángeles” señalada por Toribio de Benavente es el 16 de abril de 1530, y no fue, sino Mariano Fernández de Echeverría y Veytia quién señalo que debió ser en realidad en  1531, dado que en abril de 1530 Luis de Fuensalida era todavía obispo de Santo Domingo y no se había asentado como presidente de la audiencia de México, aunado a las  fechas del calendario canónico invocados por el propio “Motolinía”-novena de Viernes Santo; por lo demás, el propio Echeverría y Veytia señalaría que,  previamente , en alguno de los años que median entre la caída de Tenochtitlan  el 13 de agosto de 1521 y la fundación formal de la ciudad,  se apostaron en el trayecto y en espacios que pasaron a formar parte del solar urbano  grupos de reparadores de calzado, por lo que, se señala como presumible,  que escogieran para iniciar su labor un 25 de octubre de cualesquiera de los mismos  en honor a San Crispín y San Crispiniano,  santos patrones del gremio de los zapateros; por lo demás, Puebla como Buenos Aires se fundó dos veces,  en atención a que un chubasco barrió al primer asentamiento, por lo que, los vecinos celebraban como fecha de la fundación el día de San Miguel , 29 de septiembre del año de 1532; en resumidas cuentas, estamos ya inmersos en el medio de milenio de vida de la ciudad.

De años atrás, en compañía de un grupo de amigos como Antonio Tenorio Adame, Manuel Senderos Bracamonte y Luis Benavides Ilizaliturri- a quién ahora se le pretende restar mérito por una formidable recopilación de documentos referentes a la UNESCO-,  he venido proponiendo que se rescate , mediante ediciones facsimilares,  las obras fundamentales aun cuando desconocidas de la historia de la ciudad,  en lugar de ocupar espacios noticiosos para llevar a cabo verdadera apología del delito, sería encomiable que se llevase a cabo una labor como la propuesta, obras entre las que, a las claras se destaca la de Gabriel de Rojas y la de Manuel de Flón.

José Luis Martínez en su libro sobre Hernán Cortés, da cuenta de la “Relación de Cholula” de 1581, la misma que  se erige en uno de los documentos más importantes del Nuevo Mundo debido a la acuciosidad que observa en la recopilación de informes geográficos, poblacionales y culturales

 

La “Relación ” del Corregidor Gabriel de Rojas , tendría como antecedentes la composición anónima de 1544 conocida con el nombre de “Historia Tolteca-Chichimeca” , así como los informes rendidos a la Corona en virtud del juicio de residencia efectuado a las autoridades de Cholula por los enviados del Rey en 1548; y, asimismo, en lo que sobre la materia en cuestión se habría dispuesto por las Ordenanzas de Población de Felipe II.

 

En el año de 1573, el Real y Supremo Consejo de Indias presidido por Don Juan de Ovando expidió las Ordenanzas de Población y como parte de los trabajos preparatorios para su elaboración , desde 1596 las audiencias y gobernaciones de los reinos de indias habrían sido conminadas para llevar a cabo una detallada descripción de los poblados de ultramar.

 

la Real Cédula del 25 de mayo de 1577, por su parte, determinó la aplicación de un interrogatorio de cincuenta preguntas que debían ser desahogadas por las autoridades indianas, ampliándose los tópicos materia de la indagatoria en cuestión en el año de 1600, en atención a las indicaciones sugeridas al respecto por Don Antonio García de Céspedes en su carácter de cosmógrafo mayor del Consejo de Indias bajo el reinado de Felipe III

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Los Borbones intentarían en su momento reeditar con no poco éxito  el trabajo cartográfico y de crónica referente a las poblaciones americanas, que fuera emprendido a fines del Siglo XVI bajo las directrices del Consejo de Indias

Una de las reformas emprendidas por los descendientes del “Rey Sol” en España, consistió en la supresión de la antigua división territorial de los reinos de indias en provincias y capitanías generales, sustituyéndola por la demarcación territorial denominada intendencias, misma que fuera consolidada como institución política por el Cardenal Richeleau bajo el reinado de Luis XIII a partir de lo cual llegó a constituirse en la base fundamental del Derecho Público borbónica francés.

De acuerdo a la Ordenanza del cuatro de diciembre de 1786, los intendentes de Nueva España habrían quedado obligados a levantar un inventario pormenorizado de los recursos naturales con los que se contase en la demarcación gubernativa a su cargo, labor en la que, siguiendo los pasos que habría emprendido dos siglos atrás Gabriel de Rojas, el Intendente de Puebla Manuel de Flón se empeñó con singular esmero.



De suerte y manera tal que, el Conde de la Cadena, Manuel de Flón , rindió el informa respectivo al Real Tribunal Consulado de Veracruz el 13 de enero de 1804, la acuciosidad en la recopilación de informes y la elegancia en el estilo narrativo del documento en cuestión, lo erigieron en uno de los documentos científicos y literarios más importantes de la historia del país y del mundo todo de habla española, tal y como asimismo lo fuera la “Relación” formulada dos siglos atrás por el Corregidor Gabriel de Rojas ; cabe destacar que, años atrás, se publicó ya en Puebla la relación del “Conde de Aranda” a iniciativa del recientemente finado Efraín Castro Morales.



En los albores del Siglo XX, estudiosos de la talla de Francisco del Paso y Troncoso y Joaquín García Icazlbalceta, se dieron a la ardua tarea de rescatar el acervo histórico que representan las crónicas americanas, lográndolo sólo de manera muy parcial, y sin que nadie hasta nuestros días haya superado su inestimable labor.



¿Dónde están hoy en día, los cronistas y poetas que den cuenta de la vida de nuestras poblaciones? ¿ donde están los hombres de ciencia; cartógrafos y antropólogos , geógrafos y demógrafos que escudriñen en las características y peculiaridades que se albergan en nuestra geografía y en las condiciones que caracterizan a nuestra población?¿ que se hizo de la memoria histórica de nuestros contemporáneos? ¿ quién podría hoy en día, dilucidar en nuestro entendimiento los alcances y la trascendencia de la obra de ancestros venerables y sabios como lo fueran el Corregidor Gabriel de Rojas o el Intendente Manuel de Flón? Ciertamente no se encuentran entre quienes desestiman la gravedad de reducir a astillas de vidrio un legado de nuestra herencia cultural.

albertoperalta1963@gmail.com

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Atilio Alberto Peralta Merino
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