La historia es un gran laboratorio de las ciencias sociales. Nos ayuda a entender cómo funcionan las sociedades, la economía, los partidos políticos o las instituciones jurídicas y culturales. En realidad, nos enseñan a entender cómo somos y cómo actuamos en colectividad o en forma individual. Sistematizar su estudio nos permite ver con mayor claridad el presente y poder imaginarnos el futuro con base en la evidencia histórica.
En particular, la historia nos da instrumentos y visión para detectar, con algún grado de certeza, si determinadas acciones o circunstancias marcan una bifurcación histórica, es decir, que lleven a un camino y un futuro específicos, o a otros.
Considero que estamos justamente frente a una bifurcación histórica en México. El próximo domingo los ciudadanos que vayamos a votar, o quienes al no hacerlo habrán tomado una decisión, marcaremos el rumbo del país por los próximos años. La disyuntiva se presenta ante nosotros de manera contundente. No porque ya ambos caminos posibles hayan sido recorridos, sino porque al tomar uno se nulifica la posibilidad del otro. Por ello, el domingo habremos de escoger entre dos opciones:
1. Habrá que escoger entre un sistema político con división de poderes, independientes cada uno de los otros y con órganos autónomos, o la concentración del poder en un solo hombre con poderes absolutos.
2. Escogeremos entre tener un árbitro de las elecciones autónomo y con fuerte presencia ciudadana, no partidista, o un Poder Ejecutivo que controle al árbitro y a los jueces en el supuesto juego democrático.
3. Escogeremos entre el respeto a la ley por todos, incluyendo al presidente de la República, o porque la voluntad del presidente sea la única ley que se obedezca. Es decir, entre tener leyes que nos protejan a los ciudadanos de los excesos del poder (incluido el encarcelamiento o la pérdida de nuestros bienes sin previo juicio), o quedar indefensos ante los deseos y discrecionalidad del ‘caudillo’ o del ‘líder’.
4. Escogeremos entre gozar de libertades de expresión, de asociación, de manifestación, o con la posibilidad de poder emitir opiniones pero con el temor a denostaciones públicas, auditorías fiscales ‘aleatorias’ o congelamiento de cuentas bancarias a manera de ‘previsión’ de posibles delitos.
5. Escogeremos entre el respeto a los derechos humanos, o al uso selectivo de la procuración de justicia para aquellos casos que convengan al gobierno.
6. Escogeremos entre tener un gobierno civil, donde las Fuerzas Armadas sean leales al Estado y a la Constitución, o contar con Fuerzas Armadas cada vez más cerca de las tentaciones del presupuesto y que potencialmente puedan llegar a obedecer las órdenes del gobierno en turno aún violando la Constitución.
7. Escogeremos entre contar con policías federales de origen y mando civil, que deben financiarse con suficiencia y con capacitación y estructuras funcionales y adecuadas, o con la militarización de la función policiaca que se convierte en un arma de control político casi inatacable.
8. Escogeremos entre el dominio del Estado de todo el territorio nacional, o en su renuncia a territorios cedidos al crimen organizado.
9. Escogeremos entre una política social basada en los derechos de todos a la educación, la salud, programas sociales y a un sistema de protección social universal, o a la entrega de los apoyos y programas del gobierno de manera discrecional y provenientes de parte del ‘caudillo’ o del ‘líder’.
10. Escogeremos entre utilizar cada vez más energías limpias, más baratas y respetuosas del medio ambiente que le den viabilidad de largo plazo al país y a nuestro planeta, o elegiremos la quema de combustibles fósiles que dañan a la salud humana y en particular de los mexicanos, y de nuestra tierra.
11. Escogeremos entre una economía y una sociedad incluyentes, con tecnología y alta productividad, o con el creciente empobrecimiento de la mayor parte de la población, sin oportunidades reales de desarrollo.
Este es apenas un listado parcial de los elementos que componen los dos caminos potenciales en los que se embarcará México por varios años. Así de clara es la disyuntiva. Así de grave es la próxima elección.
Enrique Cárdenas Sánchez
Universidad Iberoamericana de Puebla
Puebla contra la Corrupción y la Impunidad
enrique.cardenas@iberopuebla.mx
@ECardenasPuebla