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Primera entrega: Balance del “triunfo” de la mayoría

22/junio/2024

Para entender el fenómeno electoral ocurrido el pasado 2 de junio es necesario tener la cabeza fría y tratar de desmenuzar poco a poco este “triunfo” de la mayoría que, sin duda, marcará el futuro de nuestro país.

Lo primero que hay que hacer es un balance de la contienda y sus sorpresivos resultados. Aquí el reto es tratar de explicar el comportamiento de buena parte de las clases medias y altas que decidieron apoyar a la 4t.

1.La contienda no fue pareja.

Hay que tener claro que la competencia electoral rumbo a los comicios del pasado 2 de junio, fue muy dispareja. Desde el revés electoral de 2021, el presidente cargó los dados descaradamente para imponer a su candidata, tanto al interior de la 4t como en la contienda por la presidencia.

De manera imprecisa, muchos han señalado que lo que vivimos fue una “elección de Estado”, como las que solíamos tener en las épocas en las que el PRI-gobierno y el Estado eran un solo ente político-electoral que organizaba y calificaba las elecciones.

Si bien en esta ocasión, ese no fue el caso, lo que sí pudimos observar con toda claridad fue una descarada intervención del presidente para imponer y luego favorecer a su candidata, violando para ello todas las reglas de la competencia política plasmadas en la ley.

En ese sentido, no se puede hablar de un proceso electoral democrático, ya que hubo un descarado uso de recursos públicos para comprar consciencias, así como un despliegue desproporcionado de propaganda presidencial para desprestigiar al adversario.

2. Una cosa es legalidad y otra muy diferente legitimidad electoral.

El que hayamos vivido una “fiesta democrática” durante la jornada electoral del pasado 2 de junio, no significa necesariamente que el resultado sea legítimo.

Es cierto que la del 2 de junio, fue una jornada electoral relativamente tranquila y que hubo amplia participación ciudadana (aunque no tan amplia como en procesos anteriores).

Pero eso de ninguna manera significa que el triunfo de la 4T haya sido legítimo. Quienes así lo aseguran confunden proceso electoral con jornada electoral.

No hay duda de que, en una jornada electoral democrática, la candidata del oficialismo ganó por un amplio margen. En este sentido, su triunfo fue legal.

Sin embargo, su victoria no es legítima ya que es producto de un proceso electoral anti-democrático plagado de ilegalidades.

3. El argumento del “fraude” no alcanza para explicar el resultado electoral

El tsunami electoral a favor de la candidata oficial sin duda fue sorpresivo para la oposición. Por lo mismo, la primera reacción de muchos fue pensar en un mega fraude electoral. Más aún al ver la pésima actuación del INE a la hora de dar a conocer los resultados del conteo “rápido”.

Sin embargo, a la luz de las revisiones y recuentos posteriores, queda claro que el argumento del “fraude” no fue sino la explicación más “fácil” ante un fenómeno complejo como el que vivimos el 2 de junio.

Es cierto que hubo anomalías y situaciones de violencia en muchas casillas. Pero no las suficientes como para explicar el “vuelco” masivo de millones de switchers a favor de la candidata del presidente.

Este comportamiento inesperado, en particular de las clases medias y altas, debe ser analizado con mayor detenimiento ya que, incluso, fue sorpresivo para el propio oficialismo que, durante casi seis años, se dedicó a agraviar y descalificar a este sector.

4. Transferencias de dinero y narrativa polarizante: claves del éxito electoral

Es perfectamente entendible que los sectores de bajos ingresos hayan comprado completita la narrativa presidencial y que, a pesar de reprobar la actuación del gobierno en temas como seguridad, salud y educación, hayan decidido votar por la candidata del presidente.

Después de todo, fueron años de discurso presidencial enfocado a exacerbar el resentimiento “natural” contra las élites, acompañados de transferencias directas de dinero en efectivo, cuyo objetivo fue generar una mezcla de sentimientos de “bienestar”, gratitud y sentido pertenencia al proyecto del presidente.

En otras palabras, el modelo clientelar-polarizante  aplicado durante más de 20 años en la CDMX fue escalado exitosamente a nivel nacional.

5. Las clases medias cayeron en la trampa de la “burbuja” de estabilidad y gobernabilidad

Lo que resultó una gran sorpresa fue la decisión de buena parte de las clases medias (y altas) de apoyar la continuidad del obradorato.

Mucho se habló de que había entre 17 y 25% de electores que estaban indecisos. En su mayoría clasemedieros urbanos, medianamente educados, aunque poco informados, apartidistas y muy apolíticos.

Se decía que este segmento de switchers era anti 4t pero también anti Prian, por lo que era un misterio cómo se iban a decantar a la hora de la hora.

¿Qué podría haber motivado a un estudiante, profesionista, emprendedor o pequeño empresario clasemediero a votar por la 4t? ¿Cómo entender el vuelco pro 4t del dueño de una empresa mediana o incluso de los grandes empresarios de este país? ¿Cómo procesar el voto oculto de este segmento de la población que, a final de cuentas, inclinó la balanza en favor de un cambio de régimen de corte autoritario?

Mi hipótesis es que, lo que en el fondo motivó a las clases medias y altas a apoyar al obradorato fue el temor a la reacción de López Obrador al saberse perdedor.

Fue el miedo a que “soltara al tigre” e incendiara al país, apoyado por los poderes fácticos (militares, grandes empresarios, sindicatos, clientelas, organizaciones criminales), el que motivó a las clases medias y altas a no votar en contra (más que a votar a favor).

Muchos deben haber dicho : mejor sacamos a la 4t del poder cuando López Obrador ya no tenga el control. Ingenuo, pero entendible.

En la próxima entrega, hablaremos de las complicaciones no esperadas del triunfo avasallador de la 4t.

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