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Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…

Los hechos de ayer en el Capitolio de Washington son lamentables desde todos puntos de vista. Justo cuando el Senado estaba en el proceso de calificación de la elección presidencial, el asalto del Congreso por parte de seguidores de Donald Trump a partir del no reconocimiento del triunfo de su oponente, muestra el riesgo y daño potencial del discurso polarizante desde el poder. El camino que emprendió el presidente Trump desde su campaña, y a lo largo de su mandato, mostró la cara más repugnante del sectarismo, de la discriminación y la supremacía blanca, así como el uso de un lenguaje semejante al utilizado por regímenes autoritarios, ayer llegó a su climax.

La intentona de lo que muchos han llamado un “golpe de estado”, generado por el propio presidente para retener el poder al no reconocer los resultados de la elección del 3 de noviembre, nos hace recordar la toma de Reforma. Naturalmente no es lo mismo: tomar la avenida más emblemática de un país, así sea por varios meses como ocurrió en el periodo poselectoral en 2006 en la Ciudad de México, es muy distinto al asalto del Congreso de un país tan potente y con una larga tradición democrática por una turba armada de seguidores de Trump.

No es lo mismo, pero nos muestra hasta dónde están dispuestos a llegar gobernantes populistas que creen que tienen el apoyo del “pueblo” y que lo encarnan. Que muestran o pretenden mostrar una realidad alterna, con datos falsos, con mentiras todos los días, con acusaciones sin sustento a la prensa, a los científicos, a las organizaciones civiles y a quienes no piensan como ellos.

Como hemos podido ver, un gobernante de la calaña de Trump es capaz de poner en riesgo una democracia de más de 240 años, un país de instituciones y de un enorme poderío económico y militar. Un gobernante como él está dispuesto a justificar los actos de insurrección de sus seguidores basados en un resultado electoral desfavorable, a pesar de haber sido reconocido por las autoridades electorales de los 50 estados de la Unión Americana. Afortunadamente para los Estados Unidos, sus instituciones democráticas, sus contrapesos constitucionales, la sensatez de políticos del mismo partido del presidente, el papel de las fuerzas armadas como eje del Estado que no está al servicio de intereses electorales sino de la Constitución, han permitido que la locura de un hombre, del mismo presidente, se tope con un bloque democrático basado en leyes e instituciones, y no pueda llevar a cabo la destrucción de su democracia.

¿Qué sucedería en México si los resultados electorales del 2021 o del 2022 no le permitieran al presidente López Obrador retener el poder? Ya sabemos que no acepta los resultados electorales adversos fácilmente, que hace consultas a modo, que reinterpreta las mismas encuestas de Morena a su conveniencia. Si experiencias del pasado pueden dar idea de la reacción que podría tener el presidente ante una eventualidad negativa para él, es posible imaginar que intentaría retener el poder a costa de las leyes e instituciones mexicanas. Y lamentablemente para nosotros, el resultado posible es que tuviera éxito. A diferencia de lo ocurrido en los Estados Unidos, donde el mismo Vicepresidente Mike Pence retiró su apoyo a Trump ayer en la tarde, es difícil que algo así ocurra en México. Lo más seguro es que todo el gabinete, los líderes y legisladores de Morena en la Cámara de Diputados y en el Senado, y seguramente varios miembros de la Suprema Corte de Justicia, no moverían un dedo para detenerlo en sus pretensiones.

Pero lo más grave sería que, de darse una intentona como la ocurrida hoy en Washington, el presidente López Obrador probablemente contaría con el apoyo de las fuerzas armadas. En ese caso, aún si los líderes civiles pudieran ofrecerle resistencia, contar con el respaldo del Ejército y la Marina serían definitorios. No habría manera de evitar que permaneciera en el poder. ¿Será por eso que les ha dado tanto dinero, atribuciones y poder a las fuerzas armadas?

Al escribir estas líneas me repito a mi mismo: “no puede ser, eso no va a ocurrir, estás loco…” Desgraciadamente, lo mismo decíamos en las últimas semanas cuando se hablaba de algún tipo de intento de golpe de estado en los Estados Unidos. Y ayer ocurrió. No fue exitoso debido a la sensatez de líderes del propio partido republicano y de que las fuerzas armadas son absolutamente institucionales. Desafortunadamente ese podría no ser el caso en nuestro país. ¡Cuidado! Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.

Enrique Cárdenas Sánchez

Universidad Iberoamericana de Puebla

Signos Vitales

Puebla contra la Corrupción y la Impunidad

enrique.cardenas@iberopuebla.mx

@ECardenasPuebla

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Enrique Díaz Sánchez
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