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Un ejército de abajo firmantes en su versión más moderna de bots (larvas de moscardón) que dan vergüenza por su simpleza intelectual, su limitada o nula cultura que con y sin salario, contaminan cada día  los medios de comunicación, insultan y ofenden, califican a los columnistas o comentaristas por cuestiones distintas al contenido de sus opiniones, más que calificar lo que hacen es descalificarlos sin argumentos, a López Doriga, Gómez Leyva o Carlos Marín, no los bajan de chayoteros, a Leonardo Zuckerman y Carlos Alazraky no les perdonan su origen judío, quisieran mandarlos a campos de extermino para cremarlos vivos.

Hay otros muy vivos que se contratan a sus bots y abajo firmantes, eso creo yo, no me explico de otra forma la existencia de adoradores desconocidos de personajes como Pedro Ferríz de Con, un individuo que presumía contar con más de cinco millones de firmas para eliminar a los diputados plurinominales, el patético Ingeniero de profesión, no logró reunir ni siquiera cuatrocientas mil firmas en su quimérica aspiración presidencial, que ahora pretende encabezar un movimiento para destituir al Presidente de la República sin una convocatoria ordenada y formal, simplemente porque él y otros dos sujetos así lo decidieron hacer.

Gilberto Lozano González, el loquito de las banquetas, que un día sí y al otro también, amaga con flamiguera lengua despedir al Presidente, se auto elige portavoz de las mayorías, despotrica sin ningún rubor en contra de todas las decisiones gubernamentales, no lo juzgo por eso, yo tampoco entiendo él porque de la mayoría de las decisiones, a veces hasta estoy de acuerdo pero no me gusta que el protagónico sujeto se apropie de una supuesta conciencia colectiva, ni siquiera es soberbia, no creo que conozca la palabra, es una simple y llana carencia de humildad y un engaño colectivo.

Hay un tercero que responde al nombre de Alejandro Samuel García Sepúlveda   que al igual que los dos anteriores se complace en denostar todas, absolutamente todas las decisiones de presidencia, como los otros dos personajes, yo ya me aprendí de memoria su disparatado discurso, son ingenuos, repetitivos en todo, aunque este último  agrega otra mancha a su pervertida arenga cotidiana, aparece en pantalla con el escudo, logotipo o lo que usted quiera llamarle de un partido político que se llama “movimiento Ciudadano”, lo cual desde mi punto de vista los descalifica como seres pensantes e independientes, para acabarla de amolar.

Independientemente de lo anterior y para apuntalar la idea de que estos personajes se sienten señalados sin méritos para encabezar una cruzada por la patria, le voy a contar que el Ing. Pedro Ferríz de Con preside un movimiento al que  atrevidamente y con el mínimo de modestia denomina “La Revolución del Intelecto” que refleja la megalomanía narcisista que lo agobia, el señor por decisión propia se ha  adjudicado para sí y para sus incautos seguidores la palabra intelecto que descalifica cínicamente a todos aquellos que no comparten los ideales de cultura democrática para los que ha recibido el llamado.

Sería una incongruencia sustantiva de parte de este modesto articulista, no presentar una propuesta decente, para lo cual y a manera de ejemplo me permito citar al denominado Grupo San Ángel que en el convulsionado año de 1994 reunió a un grupo de notables sin un liderazgo ni protagonismo individual, para hacer una propuesta política y democrática independiente de los intereses particulares de quienes lo constituyeron, empresarios que no representaban los intereses de  sus empresas, periodistas independientes de sus medios, políticos con y sin partido sin representación partidista, escritores, personajes del medio cultural y social y alguno que otro colado.

Si realmente se quiere hacer una convocatoria sensata, que no despierte la más mínima sospecha de que se trata de un movimiento golpista, se tendría que convocar a personajes de todos los niveles y creencias, independientes y comprometidos con una causa justa y legal  para proponer y divulgar acciones democráticas, para consolidar un proyecto en el que predomine un espíritu de unidad nacional, que tenga como objetivo fundacional, darle cauce a las inquietudes de los mexicanos de bien, de todos los mexicanos que hemos demostrado que en las adversidades sabemos caminar con espíritu de unidad en favor de nuestro país.

Por: Alfonso Díaz  Ordaz Baillères

1 de mayo de 2020

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