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Teorías acerca de la aparición de las lenguas en la antigüedad no son muchas, dar con una fecha o una época, todavía es más impreciso, la exactitud de la información derivada de los estudios especializados no depende de nosotros, así como la certidumbre que nos producen los pronósticos del tiempo que solo son acertados, una vez que ya sucedieron, el pronóstico de asignarle fecha a un parto, solo lo puede decir con un grado de error el ginecólogo que programa una cesárea, siempre y cuando no se le adelante el bebé.

La verdad es que nuestra imaginación no es tan basta para afirmar cuando se intercambiaron los primeros mensajes en la recién inaugurada especie humana, el que lo emitió y quien lo recibió, tendrían que contar con un mínimo de conocimientos, los temas originales también deberían ser muy primitivos, asuntos relacionados con la caza de animales o algún tema de origen doméstico.

Las pinturas rupestres de aquellas cuevas en las que vivían los primeros que nos precedieron nos revelan un poco acerca de las actividades que desarrollaban, de algunas cosas en las que empleaban el tiempo los de entonces.

La escritura vino después, muchísimo tiempo después según afirman los arqueólogos y paleontólogos, materias que no son de interés para la población en general, la historia como materia de estudio nos lo hace más sencillo, la herencia culta que recibimos los de este tiempo, nos la heredaron de diversas formas, los monumentos y edificios históricos, las pinturas conmemorativas e ilustrativas de la historia, las que nos transmiten un sentimiento estético, sensual o cotidiano nos revelan momentos y estados de ánimo peculiares.

¿Cómo vamos a hacerle para saber lo que ocurrió en este planeta hace miles de años, si no podemos saber con exactitud lo que ocurrió apenas el siglo pasado y los primeros años de presente? Hay millones de personas en este país que afirman con seguridad absoluta que en este país no ocurrió nada, que todo el dinero que recaudó el gobierno se lo robaron, que los puentes, las carreteras, el Metro de la Ciudad de México, el Hospital Siglo XXI son una ilusión óptica de los mexicanos de entonces, que lo único cierto y verdadero es la corrupción y no existe ningún argumento que los contradiga.

Los licenciados, ingenieros y doctores que trabajan en el gobierno estudiaron en universidades reales, no son un invento de los gobiernos de antes, los actuales funcionarios también fueron egresados de las mismas que fueron subsidiadas con nuestros impuestos.

A muchos paisanos les encanta escuchar cuentos, les gusta creer las historias que quieren escuchar, como las que nos receta una Senadora Jesusa Rodríguez que nos dice que ser católico e inteligente no es posible, se es  una cosa o se es otra, aunque la realidad se empecine en señalarle a la susodicha señora lo contrario y que además se llama Jesusa,  o aquella en la que nos dice (la misma señora) que no debemos comer tacos de carnitas por que es una forma de rendirle homenaje a quienes conquistaron la Gran Tenochtitlan, los españoles que trajeron la carne de cerdo y los mexicanos (que no existían como tales) que pusieron las tortillas en algún día de septiembre 1521, se  le olvidó decir que mejor deberíamos comer en honor a los tenochcas un pozole de tlaxcalteca, o de algún otro pueblo de los que acompañaron a los españoles para vengar sus millares de muertos.

La verdad, lo que procede en este momento es la reconciliación de todos, que este año acudamos a las urnas para decidir lo que queremos para este país y hagamos la historia y por supuesto nos ocupemos de dejar muy claro a los que siguen que el México de hoy fue tan productivo y exitoso como el que lo precedió.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

alfonsodiazordaz@gmail.com

28 de enero de 2021

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