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Nos encontramos en el último trecho de las campañas políticas de 2018. Es muy probable que cuando miremos hacia atrás veamos el proceso electoral del 2018 como un proceso histórico. Si las tendencias que las encuestas reflejan se confirman en las urnas estaremos frente al cambio en la estructura política más grande que ha tenido México desde la Revolución.

Se elige a la mayor cantidad de representantes y gobernantes de cualquier elección previa en México, producto de la concurrencia de elecciones de diversos niveles: presidencia, gubernaturas, municipios, senadores, diputados, diputados locales, 3,400 cargos en total. Este solo hecho ya le da una estatura histórica a la elección, pero si los partidos dominantes hasta ahora, el PRI y el PAN, llevaran la delantera sería una elección importante, pero sin la trascendencia que la hoy se configura.

Los cambios que supone que una fuerza emergente encabezada por Andrés Manuel López Obrador pueda ganar la presidencia, el congreso en ambas cámaras (con o sin mayoría) y varias de las gubernaturas implican una trasformación profunda de la realidad política mexicana. Esto no solo supone los cambios de aquellos que son electos sino la rotación de miles de puestos administrativos en los poderes ejecutivos y legislativos de los tres niveles de gobierno. Nuevas caras (muchas recicladas), nuevas prácticas, nuevos acomodos políticos. Además, el realineamiento en los partidos después de la elección también será significativo.

Actualmente, tenemos un candidato, Meade, que ha sido alto funcionario de cuatro administraciones, en tres de ellas Secretario de Estado, independientemente de que gobernaron dos partidos distintos, difícilmente, va a repetir como secretario en un el nuevo gobierno. Eso da cuenta de la continuidad política que hemos vivido en los últimos treinta años. La dinámica del proceso electoral promete un cambio profundo.

En términos electorales, el escenario nacional, las campañas presidenciales, están determinando la dinámica de los procesos locales particularmente a nivel estatal. Las elecciones a gobernador y la lucha por el control de los congresos locales esta fuertemente influenciada por la disputa a nivel nacional. Sin embargo, el alineamiento de los resultados no es automático. Los liderazgos locales, las alianzas, el perfil de los candidatos también cuentan,  aunque el ritmo y la dinámica la han puesto las elecciones presidenciales.

Esto ha beneficiado particularmente a MORENA y su alianza Juntos Hagamos Historia, nadie puede negar que la enorme competitividad de sus candidatos tiene como soporte principal la candidatura de Lopez Obrador. Candidatos locales que no tendrían mayores posibilidades se convierten actores principales en las contiendas electorales. Lo vivimos el año pasado en Estado de México, donde Delfina Gómez disputo, y casi ganó, la gubernatura que sólo le fue arrebatada por la operación millonaria que el PRI realizó en ese estado.

El principal afectado es el PRI y su coalición, arrastra la impopularidad del presidente, la falta de empuje de su candidato presidencial y la carga de agravios que la sociedad le reclama. Sus campañas se ven debilitada, otrora poderosos y reconocidos políticos luchan por no hundirse en un lejano tercer lugar.

El PAN, no ha sido beneficiado de la campaña presidencial, pero ha logrado mantener fuerza en procesos locales tan importantes como Veracruz o Puebla. Sin embargo, el proceso nacional la implicado muchos contratiempos, la incapacidad de que su coalición se constituyera en todos lo niveles, en muchas elecciones van separados el PAN, El PRD y MC, lo que dificulta la campaña. Anaya no ha logrado acortar la distancia con Lopez Obrador y el tiempo se le agota. A nivel de los estados es más importante lo que los procesos locales le pueden dar al candidato a presidente que lo que el candidato presidencia aporta a los procesos locales.

Eso nos lleva al tema fundamental, que va a suceder en las elecciones locales, en particular en Puebla. Se presentará un voto en cascada, dónde quien vota por Lopez Obrador para presidente lo hará por todos sus candidatos a otros puestos de lección popular o bien veremos un voto diferenciado, en donde si bien se vote por Lopez Obrador, se opte por candidatos de otros partidos en otros niveles. Evidentemente, se van a presentar ambos escenarios quienes voten todo igual y quienes lo hagan de forma selectiva. Lo relevante, es cual será el equilibrio de dicho voto.

Hay entidades donde la ventaja de la alianza de MORENA-PT-PES se refleja claramente en el conjunto de los procesos electorales con la enorme posibilidad de ganar en las diversas elecciones en juego. Este es el caso de Tabasco, Morelos, La Ciudad de México.

En otras entidades hay mucha mayor competencia, a pesar de la ventaja a nivel presidencia de Lopez Obrador. Un ejemplo es Veracruz, todas las encuestas arrojan como favorito a Lopez Obrador pero la competencia a la gubernatura es muy reñida entre Miguel Ángel Yunes Márquez (PAN, PRD, MC) y Cuitláhuac García Jiménez (MORENA, PT, PES). En esa elección es difícil imaginar que quien vote por Lopez Obrador apoyará Yunes, ya que el gobierno local, encabezado por su padre, se confrontado directamente con el candidato presidencia de MORENA. Por eso creo que si gana efectivamente Lopez Obrador con una ventaja significativa en Veracruz impulsará a la victoria a Cuitláhuac García.

Puebla es un caso distinto, también hay enorme competencia entre Miguel Barbosa y Martha Erika Alonso. Ambos candidatos se disputan el primer lugar en un contexto donde las preferencias en la elección presidencia en Puebla se inclinan claramente hacia Andrés Manuel López Obrador. A diferencia de Veracruz, la alianza en torno a Martha Erika ha tenido cuidado de no confrontarse directamente con el candidato presidencial puntero y han promovido la idea del voto diferenciado.

La pregunta que está en el aire es ¿quiénes han decidido apoya a Lopez Obrador para ser el próximo presidente valorarán de forma distinta a Miguel Barbosa y estarán dispuestos a darle su voto a Martha Erika quien representa la continuidad del gobierno de Rafael Moreno Valle? La candidata del partido en poder Puebla apuesta a esta diferenciación en el voto. Para la viabilidad de su triunfo resulta fundamental lograr la mayor diferenciación del voto que sea posible. No es su único recurso, el voto útil de los priistas y la operación política también son instrumentos con los que apuesta a ganar la elección. De ellos hablaremos en otra entrega.

Miguel Calderón Chelius

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